El auditor PwC advierte de que Isolux tiene problemas de liquidez
La constructora elevó el año pasado sus pérdidas un 34% hasta 52 millones
La firma auditora PwC ha lanzado una seria advertencia sobre las tensiones de liquidez que presenta Isolux, de la que audita sus cuentas. A su juicio, la constructora —que afronta un proceso de reestructuración y refinanciación de su deuda— presentaba a cierre de 2015 en su balance un capital circulante negativo. Esta situación dificulta el futuro de la compañía y exige una rápida capitalización, que está prevista a partir de la deuda con los acreedores. Isolux presentó este viernes los resultados del pasado ejercicio con unas pérdidas de 51,8 millones de euros, lo que supuso un aumento del 34% sobre el año anterior.
El panorama de Isolux no se despeja. La advertencia que este viernes dio PwC, en el informe que acompaña a los resultados que la compañía presentó en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), viene a confirmar las necesidades que tiene Isolux de inyectar capital. Y, para eso, precisa del acuerdo entre los acreedores y de la elaboración de un plan de reestructuración que la salve del concurso.
En ese sentido, los bancos más implicados en la deuda (Santander, CaixaBank y Bankia, con el 12%, 7% y 5,24%, respectivamente) ya tienen muy avanzado el documento de acuerdo para presentar al resto de entidades financieras (hasta un total 42) y, posteriormente, a los bonistas. Del total de la deuda, que asciende a casi 2.015 millones de euros, los bonistas alcanzan 850 millones (el 42,19%). El citado documento trata, precisamente, de que sea satisfactorio para todas las partes y que los bonistas no se sientan discriminados como ocurrió en Abengoa, lo que ha retrasado el plan de viabilidad de la empresa. De esta forma, se podría poner en marcha el plan de reestructuración cuanto antes para poder llevarlo al juzgado a lo largo del mes de junio, según las previsiones que maneja la empresa.
Capitalización de la deuda
Las líneas maestras de dicho plan pasan por la capitalización de la mitad de la deuda (es decir, algo más de 1.000 millones de euros), manteniendo el resto como deuda operativa. Realizada esa operación, el capital de Isolux se repartiría entre los bancos (en torno al 50%), los bonistas (un 40%) y los actuales accionistas (un 10%). Eso supone que el actual presidente, Luis Delso, y su socio José Gomis, verían mermada su participación del 54% actual a algo más del 5%, quedando el resto en manos de CaixaBank, que ahora tiene el 28% (proveniente de la antigua Banca Cívica), Fondo de Garantía de Depósitos (un 11%, que proviene de la antigua Caja Castilla-La Mancha), Unicaja y EBN.
Isolux acordó con sus principales bancos acreedores recibir una inyección de unos 200 millones de euros con el fin de atender a las necesidades de liquidez más perentorias de la empresa y garantizar su estabilidad en tanto se cierra su refinanciación.
Asimismo, el plan contempla que, una vez puesto en marcha, se cambie la cúpula con la previsible asunción de la presidencia por parte de Nemesio Fernández-Cuesta, que en la actualidad encabeza la comisión de seguimiento establecida precisamente para controlar la evolución de las negociaciones y de la propia empresa.
Fernández-Cuesta, ex director general de Repsol, fue propuesto por CaixaBank, que lo conocía bien de su etapa en la petrolera en la que es el principal accionista. De esa comisión forman parte también representantes de los bancos con mayor exposición a la deuda y de las firmas de asesoramiento Houlihan y Rothschild y directivos de la sociedad, como Antonio Portela, actual consejero delegado. Además de la venta de activos, se espera que el plan suponga un ajuste de plantilla, que actualmente es de 6.660 trabajadores.
Otra de las directrices del plan y que la auditora PwC considera imprescindible para salvar a la empresa será la venta de activos, especialmente de la filial de energías renovables T-Solar y algunas líneas de transmisión eléctrica en Brasil, donde tiene más de 4.000 kilómetros. También está por cerrar el acuerdo para ceder el 70% de Isolux Infrastructure al fondo canadiense Public Sector Pension (PSP), que ya tenía el otro 30%.
Isolux apostó fuerte por inversiones en el exterior y, sobre todo, en Brasil. Precisamente, la crisis brasileña se enarbola como una de las causas de las pérdidas de 51,8 millones de euros (incremento del 34%) que tuvo el año pasado. La cifra de negocio creció un 3,2% hasta los 2.203 millones, gracias a esa actividad internacional. El beneficio bruto de explotación (Ebitda) se situó en 176 millones. La deuda corporativa de Isolux, la que no incluye la vinculada a proyectos ni la emisión de bonos, se eleva a 1.583 millones.
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