La agencia DBRS mantiene a Portugal a salvo del “bono basura”
El Partido Comunista apoya el Plan de Estabilidad que el Gobierno socialista lleva a Bruselas
La agencia de calificación de deuda canadiense DBRS ha mantenido el rating de los bonos soberanos de Portugal en un nivel por encima de la calificación de "alto riesgo" o “basura”. esta decisión es crucial, porque permitirá al país seguir accediendo al crédito barato que está ofreciendo el Banco Central Europeo, un grifo que hubiera quedado cerrado de perder la nota mínima de inversión segura.
DBRS es la única de las cuatro grandes de los ratings —grupo formado también por Standard and Poor’s, Fitch y Moody’s— que mantiene al país fuera de la calificación del nivel “especulativo", o, en su caso, el BBBL. El BCE solo exigen que una de estas cuatro grandes agencias mantengan su clasificación por encima de "alto riesgo" para comprarle a un país deuda soberana y permitirle el acceso al dinero en condiciones preferenciales.
A principios de año, con el nuevo Gobierno socialista negociando el presupuesto, DBRS dejó caer que podía cortar la nota en el caso de inestabilidad política o si el crecimiento económico no fuera suficiente para reducir la deuda pública; lo primero no ha ocurrido y respecto a la segunda condición, habrá que esperar más ver los efectos de la nueva política económica.
Las otras tres agencias tienen su clasificación por debajo desde el año 2011, cuando Portugal pidió el rescate financiero del país. Cada cual con su particular nomenclatura, Fitch mantiene la deuda soberana como BB+; Moody's como Ba1 y Standard and Poor's, la más crítica de todas, en BB+, dos escalones por debajo del nivel especulativo.
El ministerio de Finanzas promete a Bruselas que el déficit del país en 2017 se situará en el 1,4%, una meta muy ambiciosa, viniendo del 4,4% en 2015 y del 2,6% que previsto para este año
Aviso de riesgo
El mantenimiento del nivel de DBRS no llega sin advertencias. La agencia canadiense avisa que va a estar atenta al desarrollo de la economía del país y al cumplimiento de sus presupuestos. El Gobierno socialista portugués, que tiene el apoyo de los partidos contrarios al euro y a la Unión Europea, como el Partido Comunista y el Bloco de Esquerda, se ve obligado a cumplir peticiones de sus socios parlamentarios, lo que incide en un aumento del gasto público.
El nuevo presupuesto ha reducido el IVA de la restauración, ha subido pensiones, salario mínimo y subsidios, y ha repuesto salario a los funcionarios. La mayoría de estas medidas se notarán en el último trimestre del año y en 2017.
Peses a las diferencias partidistas, el PCP y el BE han apoyado el Programa de Estabilidad y Crecimiento (PEC), 2016-20, diseñado por el Gobierno para convencer a Bruselas de que va por buen camino en el cumplimiento de las reglas de sostenibilidad. Concretamente, el plan es muy ambicioso en la reducción del déficit hasta tener un excedente a final del quinquenio, algo inédito en el país.
Concesiones en el gasto público
El PEC fija como meta en 2020 que el gasto público se quede en el 42,4% del PIB, el nivel más bajo en 25 años, para ello promete a Bruselas que mantendrá la reducción de funcionarios (el 2x1, una contratación por cada dos jubilaciones), aunque a la vez se promete, en Lisboa, el aumento de la contratación de médicos y profesores en la salud y la educación públicas.
El ministerio de Finanzas promete a Bruselas que el déficit del país en 2017 se situará en el 1,4%, una meta muy ambiciosa viniendo del 4,4% en 2015 y del 2,6% que hay previsto para este año. Las críticas llegan del lado de las medidas para obtener esos resultados: no hay muchas concretas, y casi todo se apuesta al combate al fraude fiscal y al fraude en las ayudas sociales.
La presidenta del Consejo de Finanzas Públicas, Teodora Cardosa, ve difícil que se cumplan esas metas, especialmente en el año 2017, cuando se notarán los efectos de la rebaja de IVA y el aumento de salarios a funcionarias. Cardoso advierte que Bruselas va a exigir más rigor a Portugal en el cumplimiento de sus metas presupuestarias. “La benevolencia de la Comisión Europea”, está agotada, según Cardoso.
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