Opa española a la empresa australiana más polémica
Ferrovial intenta controlar Broadspectrum, que gestiona centros de detención de inmigrantes
![Protesta contra Transfield/Broadspectrum en Sidney.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/24E25DAOAICA66A6MJUX24F3CA.jpg?auth=5107bd8ede6898c5a345b6e9faad1cd49249c38572a2c2bbc65bac91593537a3&width=414)
La española Ferrovial trata, por segunda vez, de hacerse con la empresa australiana Broadspectrum, antes conocida como Transfield. Tras el fracaso de sus negociaciones el año pasado para llegar a un acuerdo amistoso, ha lanzado un opa para comprar el 100% de sus acciones por 490 millones de euros. La compañía australiana que insiste en comprar es probablemente la más polémica del país. Hasta un 80% de sus ingresos dependen de sus contratos con el Gobierno australiano para la gestión de los centros de detención de refugiados y demandantes de asilo que Australia tiene en las remotas islas del Pacífico de Manus (Papúa Nueva Guinea) y Nauru.
Australia es el único país del mundo que detiene fuera de su territorio y de forma indefinida a quienes intentan alcanzar sus costas en barco. El sistema ha cosechado la condena de Naciones Unidas y buena parte de la comunidad internacional. Broadspectrum no admite el acceso de los medios de comunicación y del personal humanitario a sus recintos, pero varios informes avisan de violaciones de los derechos humanos en estos campos de detención, y critican las condiciones en las que viven refugiados y demandantes de asilo.
Cambio de nombre
En septiembre, Trasnfield cambió su nombre a Broadspectrum, en lo que parece un intento para mejorar su imagen unida a los campos de refugiados. Sin embargo, la iniciativa no frenó la caída de las acciones: se ha reducido un 43% desde principios de año, aunque remontó el lunes tras conocerse la oferta de Ferrovial.
A lo largo de los últimos meses, una serie de campañas han conseguido que varias instituciones desinvirtieran su participación en Transfield/Broadspectrum. Una de las más comentadas fue la del fondo de pensiones privado Hesta, que maneja 21.200 millones de euros (32.000 millones de dólares australianos) y poseía un 3,2% de las acciones de la compañía. Poco después, otros tres fondos vendían su participación en Transfield. El director ejecutivo de uno de ellos, NGS Super, Anthony Rodwell-Ball, contó que tomó la decisión por razones “morales y financieras”.
La caída de precios del combustible y otras materias primas unida a la mala prensa que generan los centros de detención le han pasado factura a la australiana. La división de defensa presentó beneficios en el último ejercicio, pero las áreas de infraestructuras, recursos, industria y las filiales de la empresa en América presentaron pérdidas.