El equipo económico de Sánchez se pone a trabajar
Jordi Sevilla ha comenzado a coordinar con Maurici Lucena y Mariluz Rodríguez la elaboración del programa electoral del PSOE Por Miguel Ángel Noceda
Jordi Sevilla, Maurici Lucena y Mariluz Rodríguez son los tres miembros del Gobierno en la sombra que Pedro Sánchez presentó el viernes en Madrid, muy cerca del Palacio de la Moncloa por cierto, que forman el equipo económico como responsables de Economía, Industria y Empleo, respectivamente. En un equipo de 11 personas el peso que le da Sánchez al área económica es rotundo. En el primer consejo en la sombra del viernes, a propuesta de Lucena, se acordó que las políticas económicas estén coordinadas por Sevilla.
Ni Sevilla ni Lucena (Rodríguez sí) forman parte de la Ejecutiva del partido y los dos se dejaron seducir por Sánchez sin poner muchas dificultades. Lucena, de 40 años, presidió el CDTI y el consejo de la Agencia Espacial Europea y ha sido portavoz socialista en el parlamento catalán esta legislatura y su futuro pasa por el de Madrid. Se dedicará en cuerpo y alma a coordinar con Sevilla las políticas de industria y competitividad. Este, por su parte, va a dejar su despacho en Price Waterhouse Coopers (PwC) el 1 de julio para centrarse en el programa electoral con espíritu integrador y trabajar “para el partido y no contra el partido”. Sevilla quiere evitar lo que le pasó a él cuando, siendo responsable de Economía del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero nombró a Miguel Sebastián para hacer el programa y este constituyó Economistas 2004 sin contar con nadie de la Ejecutiva ni, por supuesto, con él, que se quedó a verlas venir.
Por eso lo primero que hizo Sevilla, aparte de algunos encuentros informativos, fue reunir el pasado miércoles al equipo que se ha encargado de la economía en el partido durante la última etapa. Sevilla convocó en la sede de Ferraz al secretario de Economía, Manuel de la Rocha Vázquez; el portavoz de Economía en el Congreso de los Diputados, Juan Moscoso; el portavoz adjunto, Pedro Saura, y la portavoz de Administraciones Públicas, Susana Sumelzo.
Con 59 años, el exministro de Administraciones Públicas con Zapatero representa un puente intergeneracional entre los políticos para los que trabajó en la época de Felipe González y los economistas más jóvenes de esta nueva época, alguno de los cuales trabajó para él. Como si estuviera adelantando acontecimientos, se ha habituado en los últimos años a mantener cenas periódicas, en los que normalmente lleva a un invitado (el próximo será con Joaquín Almunia el 2 de julio) y entre los que ha figurado con frecuencia Lucena.
También son habituales comidas con exministros socialistas, entre los que están, además de Almunia, Carlos Solchaga, Pedro Solbes, Juan Manuel Eguiagaray, Luis Atienza y Valeriano Gómez, y a las que, últimamente, invitan a Moscoso y De la Rocha juniors. Ahora, esos encuentros pasan a formar parte de la agenda obligatoria y necesaria de cara al programa electoral como receptores de opiniones de la vieja guardia socialista y de ese grupo de economistas, algunos de los cuales están en la esfera privada.
La reunión del miércoles, además de sentar las directrices electorales en materia económica, ha servido para pronunciarse en contra de la creación de una banca pública a partir de Bankia, tal como han propuesto recientemente los sindicatos y algunas formaciones y foros de izquierda. Sevilla, y en eso coincide con las tesis mantenidas por el PSOE, no cree que los males de la economía se resuelvan con un banco público, por lo que no tiene mucho sentido ese paso, en el que puede perder mucho y ganar poco.
Ahora le tocará coordinar las actuaciones con los responsables del partido en cada materia y con Lucena y Rodríguez. Toca hablar de reformas (fiscal, energética, laboral, de la Administración...) que, si llegan al Gobierno, quieren proponer.
Se trata, como subrayó el propio Sevilla en una entrevista en este periódico, de recuperar los principios de la socialdemocracia en base a cuatro directrices: estabilidad presupuestaria, actuar contra la pobreza, recuperar el Estado de bienestar y modernizar el aparato productivo. Es decir, “lograr un modelo de crecimiento que se base en el valor añadido y no abaratar los costes laborales y que incorpore la redistribución a través de la lucha contra la pobreza y el fortalecimiento de los servicios públicos”, según Sevilla,
El mensaje estuvo lleno de señales a la empresa como creadora de empleo. Y, en muy poco tiempo, tanto la gran patronal como patronales sectoriales, asociaciones y grandes grupos se han dirigido a él para pedirle encuentros en los que le escuchen sus propuestas y él escuche a los interlocutores.
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