Los nuevos baños se vuelcan en ganar metros
La moda de los sanitarios suspendidos y la reducción del espesor de la cerámica permiten liberar espacio
El tiempo sí pasa para los baños. Y mucho. El referente de hoy son los sanitarios que no tocan el suelo, que se empotran en la pared. Los elementos suspendidos han sido la baza perfecta para estas estancias, sobre todo para las que tienen poco espacio.
Los metros cuadrados no están reñidos con el diseño. "Estos modelos son más pequeños que los tradicionales, se gana amplitud y ligereza visual, por lo que el baño parece más grande, y además liberan espacio para colocar objetos pequeños y accesorios", dice Jimmy D'Heer, responsable de producto de Noken, perteneciente a Porcelanosa Grupo. Facilitan la limpieza, al eliminar los rincones y recovecos de difícil acceso. Además, combinan con decoraciones clásicas o modernas.
Atrás ha quedado la idea del baño como un cuarto sin pretensiones. Ahora hay una estética mucho más cuidada, "con una arquitectura integrada donde lavabos, sanitarios, grifos, bañeras, duchas, luces y accesorios coexisten y se amoldan a los gustos de todos los clientes", dicen en Laufen, empresa suiza especializada en la fabricación de baños.
Por partes. La cisterna desaparece. Al estar empotrada, "permite esconder el tanque de la descarga de agua del inodoro, con lo que consigue más espacio y amplitud", explican en Grupo Geberit. Esta firma ha creado un modelo cuyo grosor es de 8 centímetros, con lo se ganan hasta 20 centímetros respecto a la mayoría de cisternas cerámicas del mercado.
Los lavabos también se estrechan. En esta carrera por revolucionar el diseño y ganar metros cuadrados se ha desarrollado una nueva cerámica que permite reducir a la mitad el espesor de las paredes del lavabo, de 8 a 4 milímetros, sin perder estabilidad y resistencia. Es la cerámica Saphirkeramik, de la marca Laufen.
Inodoro y bidé, dos en uno
Inodoro y bidé en un único sanitario. Esta solución da respuesta a la duda eterna de quitar o no el bidé. En el mercado hay modelos que bajo la apariencia de un inodoro convencional incluyen las funciones del bidé. "Con el inodoro-bidé ahorras espacio, ya que en un solo elemento combinas la funcionalidad de un inodoro y el agua del bidé", indican en la empresa Geberit. La función de ducha integrada, con un chorro de agua vaporizada, se activa al pulsar un botón. El inodoro-bidé de color blanco alpino y suspendido cuesta desde 2.444 euros. Además, pueden incluir un sistema de extracción de olores incorporado en el propio bastidor de la cisterna empotrada. Se activa pulsando un botón situado en la parte superior, recoge el aire en el mismo inodoro y lo devuelve al baño ya purificado. Su precio parte de 634 euros. No se pierde de vista el ahorro de agua, que supone una disminución en el consumo de hasta 6.000 litros por año.
El diseño ha llegado hasta los asientos de los inodoros, que ahora son ergonómicos, disponen de un sistema de caída amortiguada para evitar golpes y son fáciles de montar y desmontar para su limpieza, argumentan en Porcelanosa. Hay inodoros desde menos de 150 euros hasta 1.100.
La moda es instalar el lavabo superpuesto o semiencastrado en la encimera o el mueble. Son redondos, ovalados o cuadrados. "Un mueble con cantos redondeados puede funcionar en un cuarto totalmente cuadrado y dejará más espacio para la puerta. Y si la grifería va montada a la pared, el lavabo puede ser más estrecho y crear más espacio para el montaje de toalleros y colgadores. Podemos encontrar lavabos desde poco más de 50 euros hasta 1.500", indica el responsable de producto de Noken-Porcelanosa.
Jugar con el espejo gana metros. Colocar uno que ocupe toda la pared en lugar de tenerlo encima del lavabo da más sensación de amplitud.
Y nada de colores fuertes. El tono más adecuado para baños de tamaño reducido es el blanco, que genera más luminosidad y amplitud. Eso sí, todo el colorido se lo llevan los accesorios: tierras, naranjas, el azul del acero, los blancos cálidos que tienden al amarillo y los fríos que giran más al azul, dejando así a un lado los colores primarios, dicen en la firma Laufen.
En los baños donde el espacio no es un problema mandan las bañeras freestanding o independientes, un as para la decoración. Transmiten lujo y relajación. Las antiguas bañeras de hierro con patas se versionan con colores y materiales ultramodernos y formas sofisticadas y vanguardistas.
No se queda atrás el diseño de las duchas, cada vez más completas con configuraciones de chorros de masaje o cascada de agua. Los nuevos platos de ducha son funcionales, extraplanos y en la mayoría de los casos van encastrados para facilitar el acceso y limpieza. Lo último es llevar el desagüe del suelo a la pared, algo muy útil para la reforma de baños con poco espacio donde cada centímetro de suelo es fundamental.
En el capítulo de griferías, los dispositivos electrónicos activan la descarga de agua de manera automática por infrarrojos cuando detectan las manos. Son habituales en lavabos públicos de aeropuertos y centros comerciales, aunque crece la demanda en las viviendas.
Existen modelos que además no necesitan estar conectados a ninguna red eléctrica o batería para su funcionamiento, ya que se alimentan de manera autónoma por el propio uso. Su precio, dicen en Geberit, parte de 555 euros
Hay otros que disponen de una programación ecológica y vienen equipados de serie con programas para lavarse las manos, los dientes y la cara, cada uno con un caudal, temperatura y duración estudiado para el máximo ahorro de agua y energía. Las griferías en Porcelanosa van desde 60 hasta 2.000 euros.
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