Pensar en mañana para actuar hoy
Hoy la depreciación del bolívar venezolano, la lira turca o el peso argentino; la inestabilidad en Ucrania, Magreb y Oriente Medio o los cambios legislativos en China impactan de forma muy significativa sobre las cuentas de resultados de las empresas españolas. En los próximos años esta tendencia se reforzará con un entorno internacional marcado por la incertidumbre, un modelo de gobernanza global en crisis y un proceso de integración europea seriamente cuestionado. Las compañías españolas tendrán que operar de forma paulatina en un entorno geopolítico más complejo para la iniciativa privada y afrontar mayores riesgos regulatorios.
Las empresas deben reflexionar a largo plazo sin dejarse llevar por la coyuntura o los intereses que marcan el día a día. En un contexto cambiante y complejo marcado por las transformaciones sociales, las novedades tecnológicas y los giros geopolíticos, es necesario dotarse de una visión estratégica y global de los desafíos a los que se enfrentan y adoptar las estrategias más adecuadas.
Durante las dos próximas décadas veremos consolidarse fenómenos como la creciente movilidad del talento, la concentración de la innovación en hubs, la revolución energética de la mano del fracking, el desplazamiento del eje económico al Pacífico, el auge de las clases medias emergentes o el impacto de la tecnología sobre las estructuras sociales.
Puede ser ventajoso servir a las necesidades de solteros, divorciados o parejas homosexuales
En 2030 la economía española será más dependiente del exterior y tendrá que afrontar una competencia mucho mayor. Las empresas españolas deben saber aprovechar las oportunidades y neutralizar las amenazas que traerá este nuevo contexto global. ¿Orientan la inversión hacia áreas en crecimiento? ¿Están dispuestas para los cambios en los esquemas de demanda y de precios que suponen la irrupción de las nuevas clases medias emergentes? ¿Están bien posicionadas para participar en cadenas de producción globales? ¿Son capaces de atraer talento? ¿Invierten en big data y ciberseguridad? ¿Cuentan con gobiernos corporativos multiculturales acordes con los mercados en lo que operan?
No son preguntas baladíes. Un buen posicionamiento en zonas de alto ritmo de urbanización, como India y África, será clave para las constructoras e ingenierías. Las empresas manufactureras europeas serán menos competitivas frente a las estadounidenses que gozan de un coste energético mucho menor, situación que podría agravarse con la firma del Acuerdo Transatlántico sobre Comercio e Inversión (TTIP) entre la UE y EE UU.
Por otra parte, las empresas capaces de satisfacer la demanda de los grupos sociales pujantes como las clases medias en las economías emergentes gozarán de grandes oportunidades durante los próximos veinte años. En la misma línea, la de los mayores de 65 años será una franja de población cada vez más numerosa, que gozará de mejor salud y cuyas necesidades serán cada vez más exigentes y sofisticadas. La composición de los hogares será cada vez más variada también en los países menos desarrollados. Esto supone la creación de nuevas oportunidades para las empresas que adapten sus productos a las necesidades de solteros, divorciados, familias monoparentales o parejas homosexuales.
Las empresas deben reflexionar sobre el futuro para formular respuestas eficaces a estos problemas. Sólo así lograrán anticiparse y gestionar los riesgos geopolíticos, asegurando su supervivencia y el éxito a largo plazo. Mirar al mañana es la mejor forma de acertar hoy.
Álvaro Imbernón Sáinz es investigador del Programa de Riesgos Globales de ESADEgeo y coautor del informe "España en el mundo 2033. Cuatro escenarios para actuar ahora" de PwC.
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