Japón dice que un barco ecologista usó maniobras peligrosas para sus balleneros
El Gobierno japonés criticó hoy las maniobras empleadas por los barcos de la organización ecologista Sea Shepherd para obstruir las actividades de sus balleneros en el océano Antártico, uno de los cuales sufrió daños en la popa.
"Fue una acción muy peligrosa que no puede pasarse por alto", dijo en rueda de prensa el ministro portavoz, Yoshihide Suga, respecto a los encontronazos que han tenido lugar en aguas antárticas este pasado fin de semana.
En declaraciones recogidas por la agencia Kyodo, Suga precisó que el Gobierno nipón ha pedido a Holanda, bajo cuya bandera navegan los barcos de Sea Shepherd, que tome medidas para evitar que se repita una situación de este tipo.
Poco antes, Sea Shepherd publicó un comunicado en Australia en el que acusaba a la flota japonesa de atacar a sus barcos Steve Irwin y Bob Barker de forma "no provocada, despiadada y premeditada".
Según la organización, la flota japonesa violó las regulaciones internacionales que previenen las colisiones al supuestamente rodear a sus dos barcos para evitar que persiguieran al buque factoría Nishhin Maru y tomar ventaja de la rapidez de sus navíos para causarles daños.
Tanto Sea Shepherd como el Instituto de Investigación de Cetáceos (ICR) de Japón, responsable de la caza de ballenas en la Antártida, han publicado imágenes que supuestamente prueban sus respectivas acusaciones.
La campaña de Sea Shepherd contra la caza de cetáceos en la Antártida este verano austral tiene lugar mientras se espera la decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya sobre la legalidad de la caza de ballenas por parte de Japón.
Australia, con el apoyo de Nueva Zelanda, denunció a Japón ante la CIJ por la supuesta violación de la Convención Internacional para la Reglamentación de la Caza de Ballenas, firmada en 1946 para promover la conservación de estos animales y desarrollar la industria ballenera de manera sostenible.
También acusó a Japón de transgredir el mandato de moratoria total de las capturas con fines comerciales de estos mamíferos que entró en vigor en 1986.
Sin embargo, Japón, que retomó la pesca de ballenas al año siguiente de firmar la moratoria, ha defendido siempre que su programa está amparado por el artículo VIII de la Convención de 1946, que permite la caza de ballenas con fines científicos.
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