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PATRIMONIO TEXTIL

Seda a precios asequibles para salvar el patrimonio textil valenciano

El Colegio del Arte Mayor de la Seda de Valencia, donde en 1492 se estableció el gremio de sederos, un oficio entonces en auge por la inmigración de artesanos genoveses que trajeron sus novedosas técnicas, vende productos confeccionados con este tejido a precios asequibles para contribuir a salvar su patrimonio, su edificio, catalogado como Bien de Interés Cultural y una colección de tejidos de sedas trabajadas artesanalmente, terciopelos, damascos, brocados y sedas espolinadas.
El Colegio del Arte Mayor de la Seda de Valencia, donde en 1492 se estableció el gremio de sederos, un oficio entonces en auge por la inmigración de artesanos genoveses que trajeron sus novedosas técnicas, vende productos confeccionados con este tejido a precios asequibles para contribuir a salvar su patrimonio, su edificio, catalogado como Bien de Interés Cultural y una colección de tejidos de sedas trabajadas artesanalmente, terciopelos, damascos, brocados y sedas espolinadas.EFE

Tras años esperando en vano la rehabilitación del Colegio del Arte Mayor de la Seda de Valencia, creado en 1492, el gremio ha decidido vender productos confeccionados con este tejido, a precios asequibles, para contribuir a salvar un patrimonio que es testigo histórico del que fue motor económico de la ciudad durante cuatro siglos.

Con esta idea nació hace dos años "Espai Seda" en los bajos del colegio -ubicado en pleno centro histórico de Valencia y declarado Bien de Interés Cultural-, una iniciativa entonces modesta (cuando abrió tenía a la venta un pañuelo y cinco abanicos) que ha ido creciendo con una colección de tejidos de sedas trabajadas artesanalmente, terciopelos, damascos, brocados y sedas espolinadas.

Actualmente ofrece entre 300 y 400 productos diferentes y recrea un obrador sedero del siglo XVII, con un telar que teje espolín artesanalmente.

Allí se pueden encontrar, además de pañuelos y abanicos, bolsos y carteras de mano, corbatas, gemelos, cinturones, zapatos o bisutería, todos confeccionados con tejidos de seda cedidos por colegiales o fabricantes, y con precios que van desde los 15 a los 100 euros aproximadamente.

Según ha explicado a EFE el presidente del Colegio de la Seda de Valencia, Vicente Genovés, la materia prima, que en otros países tiene precios "inalcanzables", no se tiene en cuenta a la hora de valorar el producto y por eso salen a precios "muy atractivos", además de ser piezas "muy vistosas" y representativas de Valencia.

Pero, en su opinión, lo más importante es que la compra de estos productos contribuye a la rehabilitación del patrimonio de uno de los sectores industriales que entre el siglo XV -gracias a la inmigración de artesanos genoveses que trajeron sus novedosas técnicas- y el XIX fue el motor económico de la ciudad.

En estos dos últimos años, ha indicado, se han recaudado entre 50.000 y 60.000 euros, lo que ha permitido recrear un obrador sedero del siglo XVII y habilitar el salón contiguo, donde se expone una pequeña variedad de los fondos del colegio, como textiles, indumentaria civil y religiosa, utensilios o documentos.

"El patrimonio del colegio es muy amplio", ha destacado Genovés, para quien con esta iniciativa se puede ir abriendo el inmueble y mostrando "una pequeña representación" de lo que integra este edificio, construido en 1474, y que debería haberse rehabilitado hace "unos cuantos años".

En 1981 fue declarado BIC con catalogación de Monumento Histórico Artístico y en 2007 la Generalitat aprobó un plan de rehabilitación integral del inmueble, ubicado en pleno centro de Valencia, con un presupuesto de 1,6 millones de euros, pero a fecha de hoy "no se ha licitado ni un euro", ha lamentado.

Según Genovés, el Ayuntamiento de Valencia ha dotado, con cargo al Plan Confianza de la Generalitat, un millón de euros para este año, aunque se ha mostrado escéptico sobre la posibilidad de que realmente se inicie este ejercicio la recuperación del colegio.

Para el presidente de los sederos valencianos, este edificio contiene un archivo histórico desde 1474 hasta nuestros días, y un pavimento cerámico del siglo XVIII de 92 metros cuadrados y con una iconografía sobre de la fama de Valencia en el mundo, que por sí solos justificarían la apertura del inmueble al público.

Sin embargo, ha asegurado que mientras se acomete esta obra, la tienda seguirá abierta y los ingresos que genere, aunque insuficientes para rehabilitar todo el conjunto, permitirán ir recuperando y restaurando patrimonio para darlo a conocer y que la gente vea lo que se está perdiendo.

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