El impuesto a refrescos para combatir obesidad y diabetes divide a México
El Gobierno de México busca combatir los altos índices de obesidad y diabetes con un impuesto a las bebidas azucaradas, una medida que fue aplaudida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) pero que se enfrenta al rechazo de los productores de refrescos.
Esta medida, incluida en la iniciativa de reforma fiscal presentada por el presidente Enrique Peña Nieto en septiembre pasado, responde a una situación calificada por Naciones Unidas como de "emergencia nacional".
"Sale más caro comprar agua que refresco en México", dijo a Efe el director de la agrupación civil "El poder del consumidor", Alejandro Calvillo.
La organización forma parte de la Alianza por la Salud Alimentaria, que engloba a una veintena de asociaciones que, preocupadas por la epidemia de sobrepeso y obesidad que padece el país, piden al Gobierno una política integral que desincentive el consumo y genere recursos para crear alternativas.
Calvillo explicó que si bien el impuesto de un peso (0,08 dólares) por litro de la bebida azucarada es adecuado, coincide con la recomendación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) de aumentar el gravamen al 20 % porque el consumo se reduciría en un 25,8 %.
Además, se pasaría de los 284 a los 214 mililitros de ingesta de refresco por persona al día, según un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) y de la Universidad de Michigan (Estados Unidos).
El impuesto a las bebidas azucaradas responde a una recomendación de la OMS, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y del relator especial de Naciones Unidas por el Derecho a la Alimentación, Olivier De Schutter, recordó Calvillo.
México es el segundo país con el mayor número de adultos con obesidad, detrás de Estados Unidos, y el primero en sobrepeso infantil, según la OCDE.
El consumo per cápita de refrescos en el país es de 160 litros al año frente a 38 litros de leche, según el presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche, Álvaro González Muñoz.
El dirigente confió en que este nuevo impuesto, ya aprobado por los diputados, aumente el consumo bebidas preparadas con leche.
De ser avalado por el Senado en los próximos días, el gravamen a las bebidas azucaradas permitirá recaudar al Gobierno 13.000 millones de pesos (alrededor de mil millones de dólares) que serán destinados a fomentar el acceso al agua potable en las escuelas públicas del país.
La representante de la OPS en México, Maureen Birminghan, dijo que se trata de una medida "muy lógica" para "salvar vidas y evitar la quiebra de los sistemas de salud".
"El objetivo del impuesto es desincentivar el consumo de estas bebidas que son nocivas para la salud e inciden en el aumento de la obesidad y la diabetes", precisó el director de la Fundación Mídete, Luis Manuel Encarnación, asociación encargada en la consulta y evolución de la obesidad en el país.
Los principales detractores, entre los que figuran la Asociación Nacional de Productores de Refrescos y Aguas Carbonatadas (ANPRAC) y la Unión Nacional de Cañeros (CNPR), principales productores de azúcar, alertan de que el impuesto aumente el desempleo y merme la economía del país.
"La industria embotelladora está en contra porque afecta a los niveles más bajos de la población", explicó a Efe el portavoz de la ANPRAC, Jorge Romo.
Romo dijo que con la aplicación del impuesto se perderán un 20 % de empleos, y afectará especialmente a los pequeños establecimientos, cuyas ventas dependen en un 30 % o más de las bebidas azucaradas.
El refresco "sólo contribuye en un 5 % de la dieta de 3.000 calorías que representa lo que come el mexicano", adujo Romo.
En este sentido, la doctora Ruth Pedroza Islas, especialista en Ingeniería en Alimentos de la Universidad Iberoamericana, explicó a Efe que "no es ninguna garantía" que la gente cambie sus hábitos alimenticios con la subida de los precios.
Agregó que se trata de una medida "simplista" y que la obesidad, por tratarse de un problema multifactorial, requiere de una visión completa que incida en la prevención, educación y en analizar los hábitos alimenticios de la población mexicana.
El impuesto ocasionará un descenso en el consumo de azúcar en el país en un momento en que los ingresos de los productores de caña cayeron casi un 37 % en el último año, señaló a Efe el presidente de la Unión Nacional de Cañeros, Carlos Blackaller.
"En los últimos años el consumo de azúcar ha caído, pero ha subido el de fructosa y el índice de sobrepreso", dijo Blackaller, y añadió que es "preocupante" que se grave indirectamente el azúcar como causante de la obesidad pues su consumo ha descendido.
Por María Dolores Sánchez
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