Empleados de cadenas de comida rápida reclaman salarios dignos en Nueva York
Trabajadores de conocidas cadenas de comida rápida protestan hoy en varios puntos de la ciudad de Nueva York para reclamar salarios dignos y el derecho a formar un sindicato sin interferencias de sus compañías.
Estas protestas se enmarcan dentro de la campaña "Fast Food Forward" ("Adelante con la comida rápida"), que exige el aumento del salario mínimo de los trabajadores de cadenas como McDonald's, Burger King, KFC y Taco Bell.
Según informó a Efe un portavoz de "Fast Food Forward", a primera hora de la mañana los trabajadores se concentraron enfrente del establecimiento de McDonald's de Madison Avenue, al grito de "Exigimos un salario justo".
Concretamente los trabajadores reclaman que se les aumente el salario hasta los 15 dólares por hora, ya que en la actualidad el salario medio para los empleados de restaurantes de comida rápida en la Gran Manzana ronda los 7,25 dólares la hora, un sueldo que les convierte en pobres a efectos estadísticos.
"Es ridículo que las corporaciones multimillonarias tengan gente como yo, que trabaja duro y tiene que depender de cupones de alimentos para sobrevivir", dijo Pamela Waldron, una joven de 27 años que trabaja en KFC.
Según denunciaron desde "Fast Food Forward", los empleados del sector de la comida rápida son los menos remunerados en la ciudad de Nueva York y en todo EEUU.
Además señalaron que el promedio de horas trabajadas a la semana es de 24 horas, por lo que los trabajadores llegan a tener un salario anual de 10.000 dólares al año, por debajo de la línea de pobreza federal.
La presidenta del Consejo Municipal de Nueva York, Christine Quinn, mostró su apoyo a las protestas a través de un comunicado y aseguró que es "inaceptable" que las compañías de comida rápida sean de las más ricas de América y que sus empleados ganen por debajo del nivel de pobreza federal.
Esta ola de protestas supone el mayor esfuerzo en los últimos años para conseguir el reconocimientos sindical de los trabajadores del sector, que denuncian las interferencias de sus propias compañías cuando intentan sindicarse.
Según denunciaron los trabajadores, en algunos casos el unirse a un sindicato les ha costado la expulsión temporal de sus puestos de trabajo.
El defensor del pueblo de Nueva York, Bill Di Blasio, afirmó que este es el momento para que la ciudad de un giro tras una década de "creciente desigualdad de ingresos".
"Necesitamos nada menos que un movimiento en toda la ciudad para levantar a los neoyorquinos y que se abran camino en la clase media", añadió Di Blasio.
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