Moody’s estrecha el cerco sobre Hollande
La agencia duda que París sea capaz de llevar el déficit hasta el 3% prometido en 2013
Después de encajar con irritación las críticas de los grandes inversores y de los medios alemanes y anglosajones (“negación francesa de la realidad”, “una bomba de relojería en el corazón de Europa”), el Gobierno socialista trata de parar el nuevo golpe que supone la decisión de la agencia Moody’s, que este lunes decidió rebajar un escalón la preciada Aaa de la deuda francesa, la mejor calificación crediticia posible.
El ministro de Economía, Pierre Moscovici, ha recordado que Moody’s había situado ya la nota francesa en perspectiva negativa el pasado 13 de febrero, y ha afirmado que la rebaja obedece a que “los Gobiernos precedentes no hicieron lo suficiente para enderezar las cuentas públicas y la competitividad de la economía francesa”.
El ministro, que convocó a la prensa a las ocho de la mañana, afirmó también que la deuda soberana de Francia (más del 90% del PIB) sigue estando “entre las más seguras y con mayor liquidez” de Europa, y añadió que la rebaja de la triple A “anima al Gobierno a poner en marcha con la máxima rapidez las reformas estructurales necesarias”. En realidad, Moody’s ha colocado la nota francesa bajo perspectiva negativa, lo que parece traslucir su desconfianza hacia las reformas emprendidas por el Gabinete socialista.
La nota de la agencia justifica la degradación en tres motivos principales: los “múltiples retos estructurales”, que afectan negativamente a las “perspectivas de crecimiento a largo plazo”, la “pérdida de competitividad sostenida y gradual” del país, y las graves dificultades que pasaría Francia ante “futuros choques en la zona euro –la salida de Grecia-. La desavenencia principal se centra en la competitividad. El Gobierno de Jean-Marc Ayrault considera fuera de lugar esa alerta porque hace dos semanas presentó su Pacto por la Competitividad, que supondrá un recorte de 20.000 millones (un 2,7% menos) en las cargas patronales del trabajo para 2013, lo que es una novedad histórica en Francia.
Moscovici culpa a Sarkozy de la pérdida de la Triple A
El analista principal de Moody’s para la economía gala, un observador llamado Dietmar Hornug que trabaja en la sede de la multinacional en Francfort, matizó a Le Monde que la agencia “reconoce que el Gobierno francés es consciente de los retos y sabe que debe actuar”, aunque añadió que algunas medidas del plan “solo entrarán en vigor en 2014”. Según Hornug, la rebaja de un solo escalón en la nota refleja la confianza de Moody’s en las reformas emprendidas por París. Como diciendo que, si Moscovici no hubiera lanzado esa reforma, la calificación habría bajado aun más.
La agencia tampoco se fía de las previsiones oficiales de crecimiento (0,8% en 2013 y 2% después). Son “exageradamente optimistas”, dice. Y en rigurosa aplicación del ideario neoliberal germanizado tan de moda en Europa, critica que Francia lleve “décadas” haciendo reformas estructurales “mediocres”, y sugiere que París debe resolver cuanto antes las “rigideces” de su mercado de trabajo. Entre otras presuntas lacras, señala la “importante protección de los contratos fijos”, que hacen los “despidos particularmente difíciles” y funcionan como “freno a la contratación”. La agencia no cita la reforma laboral aprobada por el Gobierno español, aunque los tiros parecen ir por ahí.
Moody’s sabe que François Hollande convocó una mesa de diálogo social después del verano para reformar el mercado de trabajo –sigue reunida sin aparentes avances-, pero parece tener bastante más prisa que el jefe del Estado. Al otro lado del Rin se siente crecer desde hace semanas la presión de Angela Merkel, inquieta porque una gripe francesa acabe contagiando a Berlín y complique su reelección. Irónicamente, cuando en febrero Moody’s puso la deuda francesa bajo perspectiva negativa, estando Sarkozy aun en el poder, no habló de competitividad ni de reformas estructurales.
Según los analistas franceses, la rebaja de la nota deja un estrecho margen de error a Hollande y a su equipo. Francia será el principal emisor de deuda pública de Europa en 2013, y las bases para que sea el próximo país en producir “desconfianza” a los especuladores y prestamistas parecen asentarse cada día un poco más. Pese a haber recortado en 30.000 millones el presupuesto general de 2013, la política de austeridad concertada y con estímulos inventada por Hollande sigue sin gustar a los mandarines de la economía global.
Al caer la tarde en París, el Frente de Izquierda de Jean-Luc Mélenchon convocó una manifestación ante la sede de Moody’s para protestar por la nota y contra las políticas de recortes.
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