Las pymes de Portugal piden menos impuestos para relanzar el consumo
"No es con más medidas de austeridad que vamos a conseguir salir de la crisis. Con más impuestos no se resuelve el problema del crecimiento económico", declaró hoy a Efe el presidente de la Asociación de Pymes de Portugal (APM), Joaquim Cunha.
Portugal ya es "uno de los países de la zona euro con salarios más bajos", recordó, y su recuperación económica pasa por aliviar la carga fiscal para fomentar el consumo privado.
Para la APM, que cuenta con cerca de 10.000 asociados, otra de las salidas a la crisis, además de una menor presión impositiva, es la internacionalización de su sector, significativamente más baja que en otros países del entorno.
"La falta de internacionalización de las pymes es un grave problema de la economía portuguesa. Se están creando mecanismos, pero nos ha faltado en los últimos años poner en marcha un programa con incentivos fiscales como el que sí tuvo España, con fondos comunitarios", explicó Cunha.
Las pymes conforman el grueso del tejido productivo de Portugal, ya que suponen el 99,9 % de las compañías nacionales registradas, emplean al 75 % de los trabajadores y representan el 55 % del volumen de negocios del país, según un estudio del Instituto Nacional de Estadística luso divulgado este año.
Pero el tamaño medio de esas empresas portuguesas es de 2,63 empleados, significativamente inferior a la media europea (4,7).
En opinión de Cunha, esa característica debería fomentar las alianzas entre microempresas para llevar a cabo cualquier tipo de operación dirigida a abrir mercados.
La débil capacidad de exportación de las pymes lusas las convierte en dependientes de la situación de la economía nacional, que ahora atraviesa la mayor crisis que recuerdan los portugueses, con una recesión prevista para este año superior al 3 % y un desempleo que pasa ya del 15 %.
Los problemas económicos y financieros, unidos al drástico corte del gasto y la inversión pública, han causado un desplome de los niveles de consumo en Portugal y, por ende, de los ingresos por impuestos, pese al aumento de la presión fiscal.
El Gobierno conservador luso ha aplicado en sus quince meses en el poder un duro programa de ajustes para reducir el déficit público y cumplir con los compromisos del rescate financiero de 78.000 millones de euros concedido el año pasado a Lisboa.
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