John Quinton, el banquero que gobernó la Premier League

Sir John Grand Quinton fue un banquero muy popular: hijo del director de una oficina de Barclays en Norwich, en 1987 se convirtió en el primer consejero delegado del gran banco británico en medio siglo que no procedía de las grandes familias que habían dominado la institución. Populista hasta la médula, gran amante del fútbol y en particular del Tottenham Hotspurs, Quinton, fallecido a los 82 años el 28 de abril, creía profundamente en la meritocracia, en extender los servicios bancarios a las capas más modestas de la población y en servir a los clientes con eficacia, prontitud y amabilidad.

Por eso su lema era que el banco tenía que ser como McDonald’s, “un sitio en el que recibes a la gente con una gran sonrisa y no les haces esperar”. El problema es que la comparación olvida una de las partes fundamentales del éxito comercial de McDonald’s: lo importante es el precio, no la calidad. Y sir John pareció seguir esa pauta cuando se quiso sumar al boom inmobiliario que vivía Reino Unido en la segunda mitad de los ochenta. De hecho, fue un verdadero precursor de lo que estamos viviendo desde hace unos años: los pecados de vender (y comprar) hipotecas como si fueran hamburguesas.

Rompiendo la tradicional prudencia del Barclays en materia crediticia, Quinton lanzó en marzo de 1988 una emisión de derechos por valor de 924 millones de libras (que equivaldría hoy a 2.500 millones de euros) que no gustó a los accionistas, reacios a abandonar la senda de la prudencia. El banco se lanzó a la caza de operaciones inmobiliarias, especialmente para financiar la compra de locales comerciales en la City y en el West End londinense. Cuando estalló la burbuja inmobiliaria, las promesas de Quinton de que Barclays se convertiría en el número uno británico en tres años toparon con la realidad. Las deudas incobrables alcanzaron en 1992 los 2.500 millones de libras (3.000 millones de euros al cambio actual pero equivalentes hoy a 5.200 millones de euros) y el banco entró en pérdidas por primera vez en casi un siglo.

A Quinton le dieron una patada hacia arriba nombrándole chairman (presidente) del banco, entre susurros de que en los últimos meses había dejado de lado la gestión del banco porque estaba más pendiente del fútbol. Quinton había aceptado en 1991 la presidencia de la Premier League, que en 1992 se transformaría radicalmente gracias a los ingresos multimillonarios procedentes de la venta de los derechos de televisión. Su mandato en la Premier sería también relativamente corto: se fue en 1999, en desacuerdo con el excesivo peso que la plataforma BSkyB, tenedora de esos derechos, estaba cogiendo en la Liga.

Nacido el 21 de diciembre de 1929 en Norwich, estudió en Cambridge y empezó a trabajar en Barclays aprovechando sus vacaciones estudiantiles y ya de forma permanente desde 1953, nada más graduarse. En 1966 dejó brevemente el banco para trabajar con el Gobierno laborista de la época en un proyecto para mejorar los canales de comunicación y entendimiento entre el Gobierno y el mundo de la empresa. Al cabo de dos años volvió a Barclays y con el tiempo dejó esta escéptica definición de los políticos: “Los banqueros ven a los políticos como gente que, cuando ven la luz al final del túnel, encargan un túnel más largo”.