Alemania y Francia llegan a un acuerdo para recapitalizar a la banca europea
Merkel y Sarkozy pactan una postura común ante la presión de la Comisión Europea, EE UU, el FMI y el Banco Mundial; y anuncian un paquete de medidas anti-crisis para este mes
La canciller de Alemania Angela Merkel y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, anunciaron ayer en Berlín que propondrán "cambios significativos" en los Tratados europeos. Serán parte de un "paquete íntegro" de medidas para combatir la crisis de deuda y consolidar el sector bancario en Europa. Los mandatarios de las dos principales economías del euro no ofrecieron detalles de dicho plan, que pretenden que quede listo para la cumbre del G-20, que se celebrará en Cannes los próximos 3 y 4 de noviembre. Ayer reunidos en Berlín, Merkel y Sarkozy coincidieron en que aún es pronto para pormenores, pero mostraron su determinación a salvar a los bancos mediante inyecciones de dinero público. La canciller Merkel destacó que hará "todo lo que sea necesario" para evitar el hundimiento de bancos alemanes en el remolino de la crisis de deuda.
Sería la segunda tanda de rescates bancarios con dinero del contribuyente, después de los multimillonarios desembolsos llevados a cabo sobre todo en 2009. Se trata, según dijo ayer Merkel, al lado de Sarkozy, de asegurar el funcionamiento del sistema crediticio "como base de un correcto desarrollo económico". Para lo cual harán falta criterios comunes "que sean aceptados por todas las partes". La crisis de deuda europea ha abierto la puerta a una segunda fase de crisis bancaria.
El retraso en el inicio de la rueda de prensa se interpretó como una señal de desacuerdo entre los negociadores. Pero Nicolas Sarkozy negó que hubiera disenso sobre el modo de utilizar el fondo de estabilidad europeo para ayudar a los bancos: "Estamos completamente de acuerdo y sabemos muy bien qué camino vamos a tomar".
Según coinciden diversas informaciones, Sarkozy, que tiene las presidenciales francesas a la vuelta de la esquina, quería que los bancos en apuros pudieran recurrir directamente al fondo de estabilidad para recapitalizarse. Con ello se ahorraría la mala prensa electoral de un nuevo rescate bancario con fondos públicos. Merkel, en cambio, insistió la semana pasada en que el recurso al fondo europeo de estabilidad sólo es aceptable para bancos que no puedan recapitalizarse por sí mismos ni con ayuda del Estado donde tienen su sede. El Gobierno francés ha dado señales de que acepta la posición alemana.
Durante las últimas semanas se han acumulado los indicios de una cada vez se da más probable la reestructuración de la deuda griega, que lleva meses fuera de control. Se habla de una posible quita del 60% del total de pasivo, lo cual para los economistas equivaldría a una insolvencia. La cuestión, en tal caso, será cómo evitar que los bancos europeos que tienen bonos griegos se vean arrastrados a la ruina. El ministro alemán de Hacienda Wolfgang Schäuble, democristiano como Merkel (CDU), dijo ayer que existe "un alto riesgo de que la crisis se acentúe y se extienda". Urge, por tanto, inyectar dinero en los bancos.
Varios líderes del liberal (FDP), socios de Merkel en el Gobierno alemán, han repetido esta semana que "Grecia deberá reestructurar" sus compromisos económicos. Algunos liberales pidieron su salida de la Moneda Única. Ayer en la capital alemana, Merkel y Sarkozy insistieron, no obstante, en que el futuro de Grecia está en el euro. El francés, más dado a las frases teatrales que su anfitriona, dijo que están trabajando en "una nueva visión" para Europa.
Los bancos franceses están más enfangados que los alemanes en la ciénaga de bonos griegos. Además de la probable repercusión electoral de un nuevo rescate bancario, los franceses temen que la quita griega provoque una reacción en cadena en su sistema financiero y una rebaja de las calificaciones de riesgo tanto de su banca como de los bonos del Estado. Algunos medios alemanes aventuraban estos días que Berlín podría conceder a Francia la flexibilización del fondo de estabilidad europeo como contrapartida a las quitas. La comparecencia de ayer en Berlín aleja esta posibilidad.
Este fin de semana ha supuesto un punto álgido en el interminable debate sobre la reestructuración griega. El presidente del Partido Socialdemócrata alemán (SPD), Sigmar Gabriel, se ha declarado partidario de estatizar los bancos en apuros. En una entrevista que publicará hoy el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung, Gabriel pide que cualquier ayuda se conceda a cambio de "regulaciones más estrictas" de los bancos en problemas. "La divisa debe ser: ni un céntimo estatal para salvar un solo banco que no aplique reformas profundas" a su modo de funcionar. Para el socialdemócrata, la cuestión que plantea esta crisis bancaria es la decisión entre "democracia o dominio de las finanzas".
La canciller, que ha obtenido resultados muy flojos en las siete elecciones regionales del superaño electoral 2011, sólo enfrenta una cita con las urnas en todo 2012. En su Unión Demócrata Cristiana se espera que aproveche la calma electoral que disfrutará hasta las generales de 2013 para asumir el liderazgo en la crisis europea. El presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, ha criticado estos días la política de "ir tirando" de la canciller, a la que pide "claridad y orientación".
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