Ruiz Mateos se vuelve a salir con la suya

En 2001 las principales empresas operadoras en el mercado del vino de jerez acordaron crear un cártel para controlar la producción y el precio de las bebidas destinadas a la exportación. Ante una situación cada vez más angustiosa, con un mercado en el que tanto la demanda interna como la externa no hacían más que bajar, los grandes del sector decidieron tomar cartas en el asunto. Aunque esas cartas estuviesen marcadas.

Acordaron reducir el volumen de vino a comercializar en el mercado exterior y así conseguir incrementar los precios. Durante varios años este objetivo se consiguió y el acuerdo funcionó a la perfección, contando en el mismo con la participación del Consejo Regulador de la Denominación de Origen.

Atraídos por unos beneficios en crecimiento entraron en el mercado nuevos competidores, y volvieron a bajar los precios. Con el objetivo de volver a la situación inicial del cártel se diseñaron y pusieron en práctica nuevas medidas con la colaboración de Fedejerez que junto con el consejo regulador emitió las normas que limitaban la oferta y que se habían acordado previamente entre todos los actores. A este acuerdo se sumaron pequeños productores que anteriormente no habían participado en el engaño, acordando el reparto de mercados y clientes a los que se tenía que dirigir cada uno de los firmantes del acuerdo.

Lo curioso del asunto llega cuando uno de los integrantes del cártel, Grupo Bellavista y Zoilo Ruiz Mateos (propiedad del polémico empresario Jose María Ruiz Mateos), denunció ante el Tribunal de la Competencia la existencia del mismo y solicitó la aplicación del programa de clemencia. Tras la investigación de las autoridades competentes se decidió la imposición de severas sanciones económicas a los integrantes del acuerdo, salvo al denunciante, que ha sido eximido del pago de una multa de 670.000 euros.