"Hay que apostar por el 'made in Spain"

El madrileño Ángel Asensio, de 40 años, conoce el sector de la confección casi desde que gastaba pantalón corto. Su padre fundó una empresa de batas y pijamas que Ángel y sus dos hermanos han transformado en la popular marca Kiff-Kiff. Asensio es desde 1996 presidente de la Asociación de Empresas Textiles de la Comunidad de Madrid y desde enero, de la Federación Española de Empresas de la Confección (Fedecon).

Pregunta. ¿Cuántas familias comen de este sector en España?

Respuesta. Los últimos datos hablan de unos 200.000 puestos de trabajo directos. A razón de tres miembros por familia, es obvio que estamos hablando de mucha, mucha gente.

P. ¿La evolución es ascendente o se ha estancado?

R. Vivimos un proceso de transformación, pero no de crisis. Cada vez demandamos un perfil profesional más cualificado en los valores intangibles: creatividad, diseño, marca, mercadotecnia? Se perderán puestos de trabajo en la manufactura, pero eso tampoco quiere decir que vayan a desaparecer los operarios. Esas tareas deben seguir produciéndose dentro de nuestras fronteras.

P. ¿Qué le falta a la moda española para dar el gran estirón internacional?

R. Nos falta comunicar más y mejor nuestras virtudes, vender nuestra moda con la misma convicción con la que hemos exportado nuestra gastronomía, que es un ejemplo. Necesitamos una cierta inyección de autoestima: hacemos muy bien las cosas y debemos transmitirlo.

P. ¿En qué medida factores como la subida de las hipotecas pueden retraer el consumo en su sector?

R. Las economías domésticas han perdido poder adquisitivo. Nos espera un año de transición, pero no mucho más. Nuestro consumo se ha polarizado. Quien no tiene problemas económicos busca la marca. El resto ha de guiarse por el precio y conformarse con cubrirse más que vestirse.

P. ¿Le inquieta la importación masiva desde Asia?

R. Entre un producto europeo y otro del Lejano Oriente puede haber un 10% o 15% de diferencia en los costes, no más. Si usted encuentra una prenda por tres euros, desconfíe. No sólo estará ante una pieza de calidad ínfima, sino que se habrá fabricado sin ningún control.

P. ¿Se sienten respaldados por las instituciones?

R. Acabamos de tener reuniones en los ministerios de Industria y de Trabajo, y hay buena predisposición. Con el Instituto de Comercio Exterior (ICEX) trabajamos en el plan de internacionalización más ambicioso de nuestra historia. Ahora sólo falta que todos sumemos en vez de dividir.

P. ¿A qué se refiere?

R. No puede ser que las cámaras, las organizaciones sectoriales o las comunidades hagan la guerra por su cuenta. Todos deberíamos apostar por el made in Spain como única marca internacional. No podemos restringirnos a campañas para difundir la moda gallega, la catalana o la andaluza.