El retorno a la primera línea de un puntal en la estrategia de Botín
Con su nombramiento en la presidencia de Banesto, la primogénita del presidente del SCH da un paso decisivo en su carrera de heredera
El nombramiento de Ana Patricia Botín como presidenta de Banesto en sustitución de Alfredo Sáenz devuelve a la primera línea a una de las figuras clave en la estrategia de expansión desarrollada por su padre tras la fusión del Santander con el Banco Central Hispano en febrero de 1999. Entonces, cuando Botín padre rubricó con Amusátegui la creación del mayor banco español, Ana Patricia fue uno de los peones sacrificados para adaptar las estructuras directivas de ambas entidades.
Aquella remodelación en el organigrama la apeaba de su puesto de directora general del Banco Santander de Negocios para relegarla en calidad de consejera a la comisión ejecutiva del BSCH. Todo el universo financiero se preguntó si aquel relevo era definitivo o meramente estratégico. Hoy se ha resuelto la duda. La primogénita de Botín, a quien reiteradamente se ha apuntado como sucesora de uno de los banqueros más poderosos de europa, da un paso decisivo en su carrera con su nuevo puesto en la cúpula de una entidad financiera.
Nacida en Santander el 4 de octubre de 1960, fruto del matrimonio formado por Emilio Botín y Paloma O´Shea, su formación académica, marcadamente anglosajona, estuvo orientada hacia la economía, primero; y hacia la gestión bancaria, después. Licenciada en Economía por la Universidad de Harvard (Estados Unidos), inició la carrera profesional fuera de su casa. En Madrid y en el área de crédito y análisis financiero de JP Morgan. Dos años más tarde, en 1983, regresó a Estados Unidos, y en la oficina de Nueva York de la firma americana entró en contacto con la tesorería, la consultoría, el arbitraje y el manejo de posiciones de cambios para clientes multinacionales.
Después de tres años pasó a ocupar una de las vicepresidencias de JP Morgan, la que se encargaba de Latinoamérica, donde invirtió otros dos años de su etapa de formación. Su vuelta a España se produjo aún bajo la disciplina del gigante estadounidense de las finanzas. Fueron sólo unos cuantos meses de 1998, puesto que ese mismo año se incorporó al Banco Santander.
Su debú en el banco se produjo al frente del mercado de capitales dentro de la División Internacional, y creando el departamento de banca de inversiones en mercados emergentes. A partir de ahí, comienza la escalada. En 1989 entró en el consejo de administración y en la comisión ejecutiva del grupo que preside su padre. Dos años después fue designada directora general de Banco Santander de Negocios; y en septiembre de 1994, consejera delegada de esta entidad y consejera directora general de Banco Santander.
Desde este puesto participó activamente en el espectacular desarrollo del grupo español en Latinoamérica, una misión que jalonaba una trayectoria meteórica, trabajada y dura. Como su carácter y su forma de negociar, según aseguran quienes se han enfrentado a ella en una mesa de trabajo o quienes han trabajado a sus órdenes. Tras su paso estratégico a un segundo plano, Ana Patricia Botín dedicó sus esfuerzos al mercado de Internet a través de la consultora consultora Coverlink, una de las pocas empresas del sector que ha empezado a ganar dinero.
Preparada (domina cuatro idiomas), hábil, lista y ambiciosa, heredó la pasión por la música clásica de su madre, Paloma O'Shea y, según según la revista Forbes, es una de las mujeres más ricas de España. Está casada desde el 15 de septiembre de 1983 con Guillermo Morenés Mariategui, hijo menor de los marqueses de Borghetto, y es madre de tres hijos: Felipe, Javier y Pablo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.