"Supongo que estoy bien, me muevo y respiro"
Nick Nolte revisa su tormentosa vida
Ha mejorado respecto a esos años en los que llegaba a las entrevistas en pijama. Pero conserva algunos signos: pantalones arrugados y manchados de ¿sangre? ¿chocolate? y gastada cazadora verdosa. Se trata de Nick Nolte (Omaha, EE UU, 1941) y las apariencias nunca fueron lo suyo. "¿Que cómo estoy?", repite sorprendido ante el saludo. "Supongo que estoy bien, me muevo y respiro, ¿no? Un tipo con suerte". El aspecto del actor es el de un hombre envejecido pero que conserva ese punto peligroso que siempre tuvo y que ni la edad ni la bebida ni las drogas consiguieron domar. Siempre fue así, un tipo rudo, con un físico que podría haber sido tallado a puñetazos, pero con un pozo de sensibilidad en el alma.
Con una candidatura al Oscar como mejor actor secundario por su última película, Warrior -es su tercera nominación-, y con su vuelta a la televisión, medio que le lanzó a la fama con Hombre rico, hombre pobre, junto a Dustin Hoffman en Luck, en el encuentro Nolte no promociona su trabajo. Recuerda, sobre todo, lo que ha vivido. "Me hace gracia que gente como Tom [Hardy, coprotagonista de Warrior] me pregunta por Marlon Brando, que cómo le conocí", dice alguien a quien siempre le pesó no haber hecho Apocalypse now. En cine lleva contando historias muy variadas. Buenas como esas que le dieron sus anteriores candidaturas (El príncipe de las mareas y Affliction), comerciales como 48 horas o catastróficas como The good thief. La misma noche del debut de este filme en el Festival de San Sebastián, dio la nota cuando fue arrestado por conducir borracho. La foto dio la vuelta al mundo: camisa hawaiana, pelos de punta y mirada vacía.
Y, sin embargo, aquí está, con una nueva papeleta para el Oscar por interpretar precisamente a un alcohólico. "Mi problema es la vida real. Por eso me gusta la interpretación. Porque es catártico", asevera.
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