La teoría de la conspiración sobre el cierre

Tanto los gestores de la aerolínea como su entorno más inmediato han tratado de sembrar en la última semana dudas sobre la mano negra que ha impedido que Spanair cerrara un acuerdo con Qatar Airways. Esa suerte de teoría de la conspiración, que varios empresarios y políticos consultados la mantienen en privado, la aireó en público el pasado miércoles el alcalde de Barcelona, Xavier Trias (CiU). En un almuerzo con jóvenes empresarios, aseguró que "gente importantísima" ha hecho lo posible para que no se vendiera Spanair porque "querían que se hundiera" y, a la vez, privar a Barcelona de su aeropuerto internacional.

La cuestión es si el acuerdo con Qatar Airways estaba o no a punto de cerrarse. El presidente de Spanair, Ferran Soriano, sostiene que sí, pero el consejero de Economía, Andreu Mas-Colell -que se desplazó a Catar para negociar con el gobierno de ese país- sostiene que "nunca se estuvo cerca de firmar". En cualquier caso, las fuentes consultadas admiten que el proyecto de Spanair no era viable sin un socio que sustituyera a la Generalitat como accionista de referencia.

Y es que a pesar del carácter estratégico de Spanair, en el Gobierno catalán se sabía desde que se examinaron las tripas de la aerolínea que se trataba de un proyecto de alto riesgo. Spanair era una compañía deficitaria y que venía de protagonizar un accidente que había dañado su imagen. Y a pesar del fiasco en el que ha acabado la operación, los empresarios y los políticos consultados son unánimes al repecto: lo volverían a intentar.