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Crónica:GETAFE 0 - REAL MADRID 1 | FÚTBOL | 22ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Madrid merece más

Los blancos ganan con total solvencia al Getafe en un duelo que gobernaron por completo y en el que solo le faltaron goles

José Sámano

Es otra gran virtud de este Madrid. En la Liga de largo recorrido no concibe estaciones de paso. Ni siquiera en una noche polar, con un campo duro, hormigonado por las heladas, el viento desatado y la pelota de brinco en brinco como en un paisaje lunar. Allá donde sucumbió el Barça y ante un vecino más al alza que entonces, el Madrid tuvo la respuesta adecuada. No pasó el rodillo como en tantos otros encuentros, pero más por su desdicha en ataque, donde acostumbra a ser fulminante, que por los méritos de su rival, al que destiñó por completo, sobre todo en el primer acto.

El Madrid se adaptó a todas las inclemencias y no dio cháchara alguna al adversario, que arrancó como un tiro y se apagó a los tres minutos, cuando Barrada falló un remate sencillo ante Casillas. Pero sin el Barça por el medio, el Madrid de hoy no es el pacato de hace una temporada. Ahora pide la pelota desde la alineación, con Kaká y Özil de mensajeros junto a Xabi Alonso. Frente al impulso inicial de los azulones, el Madrid medió de la mejor forma posible. Dio un paso adelante, anudó el balón y desmarcó al Getafe, que persiguió sombras y le costó un mundo echar siquiera un vistazo a Casillas.

GETAFE 0 - REAL MADRID 1

Getafe: Moyá; Valera, Cata Díaz, Miguel Torres, Masilela; Casquero (Lacen, m. 64), Juan Rodríguez; Pedro Ríos (Gavilán, m. 57), Barrada (Arizmendi, m. 69), Diego Castro; y Miku. No utilizados: Codina; Mané, Sarabia y Rubén Pérez.

Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Coentrão; Xabi Alonso, Lass; Özil (Granero, m. 88), Kaká (Callejón, m. 62), Cristiano; y Benzema (Higuaín, m. 73). No utilizados: Adán; Albiol, Varane y Sahin.

Gol: 0-1. M. 17. Sergio Ramos remata de cabeza un saque de esquina lanzado por Özil.

Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Juan Rodríguez, Cata Díaz, Casquero, Arizmendi y Masilela.

Unos 12.000 espectadores en el Coliséum.

Sergio Ramos es el mariscal de campo y un titán en el área contraria

No hay rastro de aquel Madrid que anteponía la defensa a la espera de una contra. Hoy, es un equipo mandón, que, a partir de la pelota apenas concede una rendija en la retaguardia, donde Sergio Ramos es el mariscal de campo. Y un titán en el área rival. A él le correspondió sellar la infinita superioridad de su equipo. Özil lanzó un córner con precisión y el central andaluz voló sobre el Coliséum con un cabezazo prodigioso, tan contundente como bien dirigido. Ramos llegó al remate como un sabueso, lo que no le restó luces para colocar la pelota en la escuadra izquierda de Moyà. El Madrid encontró a balón parado lo que ya había merecido con él por el ruedo. Al dinamismo de Cristiano y la actividad de Benzema, que sigue la hoja de ruta de un ariete, se sumaron Özil, que ha recuperado la gracia, y Kaká, que rato a rato está en ello. Con sus cuatro tenores en guardia, el Madrid no es el equipo desarticulado que suelen preconizar esa legión de técnicos que pregonan el orden a partir del músculo y los futbolistas de choque, pico y pala. Con Cristiano como ejemplo, el talento no es excusa para la insolidaridad. Sin la pelota, se trata de ocupar los espacios necesarios, no de ser un mastín.

Firme y decidido el Madrid, con gobierno en plaza, el Getafe estuvo a sus pies, siempre en vilo, solo sostenido por su portero y el transcurrir del tiempo. El conjunto madridista le tuvo siempre a distancia, a varias cuadras de Casillas, sin un solo defensa visitante distendido. Al Getafe le gusta remar por las orillas, donde tiene futbolistas de peso, como Diego Castro, Gavilán o Pedro Ríos. Ninguno de ellos tuvo protagonismo, subyugados por Arbeloa y Coentrão y los auxilios del resto de compañeros. El azar era el único aliado de los de Luis García. Que el Madrid no cerrara el encuentro era un milagro; como que el Getafe, seco en ataque, vació en el medio campo y con pinzas en defensa, se acercara al empate. Su único sueño fue una mano de Pepe dentro del área que el brasileño disimuló con un repentino dolor de barriga. Ya en el primer tiempo, también Cristiano había reclamado un penalti por sobrecarga del Cata Díaz.

Fueron numerosas las ocasiones en las que el Madrid estuvo a un centímetro del segundo gol. Por una vez, un equipo demoledor con el mazo, se volvió de fogueo en el remate final. Özil, Cristiano Ronaldo, Benzema y luego Higuaín llegaron una y otra vez a la sala de espera del gol. Unas veces Moyà y otras una imprevista falta de puntería angustiaron al Madrid hasta el final. El Getafe no le hizo ni cosquillas, pero, pese a la palidez adversaria, cuando el marcador es ajustado el fútbol siempre da motivos para la incertidumbre. Bien hizo el Madrid en buscar la sentencia hasta el final. No hay mejor forma de protegerse ante un inesperado guiño del destino que querer cerrar el tramo final de un partido en el área del contrario. Señal inequívoca de poderío. Así se muestra este líder aun en una desapacible noche con más merecimientos que goles. Y el Madrid lo es: un líder con mayúsculas, de cuerpo entero, y que ya no especula. Si falla en ataque por un mal día, su defensa es un pilón, impenetrable. El día que no tuvo gol, tampoco encajó por primera vez en muchas semanas.

Sergio Ramos celebra con Pepe el gol del triunfo del Madrid en Getafe.
Sergio Ramos celebra con Pepe el gol del triunfo del Madrid en Getafe.JAVIER SORIANO (AFP)

Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.
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