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La Generalitat fracasa en el control del déficit y augura nuevos recortes

El gasto superó a los ingresos en 6.687 millones, 822 más de los previstos - Más de la mitad del desvío presupuestario se produjo en la sanidad

Lluís Pellicer

Los recortes sociales más duros jamás aplicados en Cataluña finalmente no sirvieron para que en 2011 la Generalitat rebajara su déficit hasta los objetivos que se impuso a comienzos de año. Como ya le sucedió en 2010 al tripartito, el gasto sanitario acabó desbordando las previsiones del Gobierno de Artur Mas, que cerró el año con un déficit del 3,29% del producto interior bruto (PIB), frente al 2,66% que se había marcado. El consejero de Economía y Conocimiento, Andreu Mas-Colell, destacó que por primera vez se había logrado rebajar el gasto público el 6,9%, pero no descartó una "segunda ronda de ajustes" en 2012 si Bruselas no da más tiempo a los Gobiernos para equilibrar las cuentas públicas.

El déficit podría ser mayor al no incluir los 759 millones que debe el Estado

El Gobierno de CiU logró en julio sacar adelante los presupuestos de 2011 tras conseguir la abstención del PP. Estos preveían un recorte inédito del 10% en el gasto del conjunto de las consejerías, equivalente a 2.680 millones de euros. Los ciudadanos pronto pudieron notarlo. El Ejecutivo paralizó las obras de mejoras de barrios, se cerraron quirófanos y servicios de urgencias, y se congelaron prestaciones como las ayudas al alquiler. Ayer Mas-Colell agradeció esos sacrificios. "El esfuerzo ha sido útil", aseguró antes de presentar la liquidación de los presupuestos de 2011.

El recorte final, no obstante, no ha sido del 10%, sino del 6,9%. La diferencia, según el consejero, se cubrirá con "las inercias" que comportarán los ajustes en 2012. En cualquier caso, el gasto sanitario explica la mayor parte de la desviación presupuestaria, de 822 millones en total. De estos, 582 corresponden a la factura de la sanidad pública. Sin embargo, Mas-Colell indicó que incluso ese departamento, que supone el 40,2% del presupuesto, rompió su tendencia expansiva y ahorró 706 millones de euros respecto a 2010.

Los ingresos por impuestos no variaron demasiado respecto a lo previsto, si bien el Gobierno catalán tuvo que dar marcha atrás en las privatizaciones que había presupuestado, de 200 millones de euros, sobre todo a causa de la falta de capital de los compradores potenciales. Como resultado de esos desfases en los ingresos y los gastos, el déficit rebasó el 2,66% al que se comprometió Mas y escaló hasta el 3,29%, que equivale a 6.687 millones de euros. Pero esta cantidad todavía podría ser superior tras la revisión que todavía debe efectuar la Intervención General del Estado. El eventual incremento se debe a que la Generalitat anotó como ingresos los 759 millones correspondientes a la disposición adicional tercera que el anterior Gobierno central decidió no abonarle. "No nos corresponden como déficit porque son una deslealtad grosera del Gobierno anterior. Es su déficit", atajó Mas-Colell, quien confió en que la Intervención del Estado le dé la razón.

Mas-Colell admitió que, visto con un "rigorismo extremo", la Generalitat se quedó a medio camino entre el desfase entre ingresos y gastos del 4,2% que halló cuando tomó las riendas del Gobierno y el 2,66% que se fijó como objetivo. Al preguntársele si ahora entiende las dificultades que tuvo el tripartito para reducir gastos, Mas-Colell admitió que "es muy difícil". "Lo he sabido siempre", agregó.La tarea a la que ahora se enfrenta el Gobierno de Mas es casi titánica, puesto que deberá drenar 3.947 millones de euros para cerrar el año con un déficit del 1,3% del PIB, en línea con lo acordado en el Consejo de Política Fiscal y Financiera, y con los acuerdos de España con Bruselas. Eso sí, en el caso de que la Unión Europea fuera más laxa con sus exigencias, Mas-Colell considera que las comunidades deberían ser las primeras beneficiadas de ese cambio.

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En caso que eso no suceda, Mas-Colell no descartó una "segunda ronda de ajustes", que de momento cree que no son necesarios. Y es que a medida que pasa el tiempo los presupuestos de 2012, todavía sin aprobar, van quedando superados por los datos y el contexto económico. Las cuentas para 2012 están elaboradas con la hipótesis de que el crecimiento de este año será del 0,8%, cuando las previsiones indican un retroceso de la economía. Además, parten de un déficit en 2011 del 2,66%, que se superó en 0,63 puntos.

Por último, los presupuestos prevén desinversiones por 888,2 millones en un momento en el que la mayoría de los procesos de venta que han puesto en marcha las Administraciones han tenido que cancelarse por la falta de compradores o los exiguos ingresos que iban a suponer.

Mas-Colell insistió en que el objetivo del 1,3% "no es simbólico", pero admitió que "hay incertidumbres" sobre los ingresos procedentes del Estado. El consejero aseguró que por ello se ha ampliado el fondo de contingencia y se procurará una "ejecución presupuestaria" muy "cuidadosa".

La diputada del PSC Rocío Martínez-Sampere consideró la desviación del déficit un "incumplimiento" del Gobierno de Mas y señaló que demuestra que los anteriores desvíos "no eran fruto del desbarajuste" de la izquierda. El desvío, además, también indica hasta qué punto es crítico el último tramo del año. En el tercer trimestre de 2010 el tripartito comunicó al Gobierno central un déficit del 1,71%, pero acabó en el 3,8%, y luego en el 4,2%, sobre todo por el gasto sanitario. El Gobierno de Mas declaró un déficit del 1,34%, que ha acabado en el 3,3% y podría llegar al 3,7% si finalmente debe incluir los 759 millones de la adicional tercera.

La liquidación provisional de 2011

- La Generalitat redujo el gasto no financiero el 6,94% en 2011 respecto al año anterior.

- Si se excluyen los intereses de la deuda, el ajuste presupuestario fue del 9,35%.

- El déficit de la Administración catalana se situó en el 3,29% del PIB, frente al 2,66% previsto en los presupuestos.

- El desvío fue de 822 millones de euros. De estos, 582 millones corresponden al gasto sanitario, que por primera vez se redujo respecto al año anterior.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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