Mal título, buenas obras

Durante los años de la euforia económica museos y coleccionistas fueron acumulando obras de arte actual, la mayoría de las veces adquiridas sin un criterio concreto, simplemente se compraban aquellas obras interesantes que aparecían en el mercado. Ahora, cuando se están pelando las barbas de la cultura y no hay dinero para seguir realizando grandes exposiciones temáticas en las que se reúnan obras de procedencias dispersas, se impone trabajar sobre los propios fondos y mostrar lo que se tiene en casa. Una medida razonable para no sucumbir en la mediocridad es colaborar entre instituciones próximas, así lo han hecho el MACBA y la Fundación La Caixa, que han firmado un acuerdo de "gestión conjunta" de sus colecciones, producto del cual surge la exposición titulada La persistencia de la geometría, que permite mostrar conjuntamente un interesante grupo de obras de ambas instituciones entre las que hay piezas de artistas nacionales y extranjeros de muy primera fila.

El problema es encontrar un argumento o un término que permita mostrar conjuntamente ambos fondos, lo que se ha conseguido recurriendo a la palabra "geometría". Pero, argumentar que la geometría persiste en el arte contemporáneo es una banalidad tan obvia como decir que persiste la materia o la forma. El argumento que pretende justificar la reunión de estas obras recurre a una interpretación formalista, ya trasnochada, que aplana el interés real que poseen algunas de ellas, piezas que, desde luego, se sitúan más allá de los aspectos que se refieren a la mera ordenación formal, a los que alude el término geometría. El indudable interés de la mayoría de las obras que se exhiben reside en su excelencia y calidad, en su carácter único y testimonial de una época, con independencia de que sean o no más o menos geométricas, ya que la importancia de la mayoría de ellas reside en otro aspecto: en la capacidad que tienen de mostrar de qué manera los artistas, desde los años sesenta, fueron capaces de desembarazarse de los tópicos que pesaban sobre el género escultura y plantear un nuevo arte basado en la tridimensionalidad de las formas, en la ocupación del espacio, en el empleo de nuevos materiales, en la mutabilidad de la obra y en otros muchos temas y conceptos que quedan aplanados si se reduce la interpretación al discurso de su condición geométrica, algo que, para muchos de los artistas aquí representados, fue meramente instrumental o circunstancial.

Por el contrario, la geometría es un concepto implícito en la idea de clasicismo, de la que muchos de estos artistas intentaban alejarse, un concepto que posee ecos asociados a la proporción, el orden, la medida, la armonía, el absoluto e incluso la perfección formal y la belleza ideal, valores que en muchas de las obras expuestas parece que son puestos en entredicho. Más bien se puede apreciar en esta exposición cómo, a pesar de que algunos elementos son prismáticos, regulares, proporcionales o simétricos, los artistas han sabido burlarse de esas cualidades para realizar obras que son capaces de explorar temas e ideas que les permiten liberarse de los corsés formalistas a los que les ata el recurso a la geometría.