Zapatero se despide de la ejecutiva con una cena "privada" a cinco días del congreso
Rubalcaba y Chacón acudieron a Ferraz para participar en una reunión "distendida"
Parecía que la batalla por el liderazgo del PSOE que se libra el próximo fin de semana en Sevilla se tomaba ayer una jornada tranquila, prácticamente de descanso. Carme Chacón había viajado por la mañana a Zaragoza, a pedir a los delegados aragoneses que se sumen a su proyecto de abrir "puertas y ventanas" para ampliar la base del partido. Alfredo Pérez Rubalcaba se había limitado a enviarles una carta a cada uno de los 956 delegados del cónclave para animarles a sumarse a su proyecto de modernización y fortalecimiento de las estructuras internas del PSOE. Pero al final saltó el morbo. La noticia estaba en la propia sede del PSOE, en la calle Ferraz de Madrid, donde a partir de las ocho y media empezaban a llegar los miembros de la ejecutiva federal. Entre ellos, Chacón y Rubalcaba.
Habían sido convocados a una "cena privada sin ningún tipo de contenido político" por el actual secretario general del partido, José Luis Rodríguez Zapatero, que quería despedirse de ellos porque el año pasado, tras el batacazo electoral del 20-N, había pocos ánimos para celebrar la habitual cena de Navidad. Y, sobre todo, porque está de retirada, ya que en la capital andaluza, en el congreso que empieza el viernes, se dirigirá por última vez a su partido.
Cuando a media tarde trascendió que iba a celebrarse esta reunión, fuentes oficiales del partido se apresuraron a precisar que la cita estaba montada desde hacía dos semanas y que Zapatero la convocó con el único propósito de despedirse personalmente de los 32 dirigentes que han formado parte del máximo órgano del partido. Insistieron en que no habría contenido político. Sin embargo, otras fuentes no oficiales de Ferraz no descartaban que en la reunión se acabara hablando del congreso de Sevilla.
Marcelino Iglesias, secretario de Organización, uno de los primeros en llegar a Ferraz, confirmó que era una cena de despedida de la ejecutiva federal después de tres años y medio de trabajo muy intenso en una etapa que ha sido "muy complicada". Y pronto admitió que, por tanto, iba a ser imposible evitar la política. "Vamos a hablar de todo, pero sin ningún orden del día; de manera amigable y sin guion preestablecido. No sé si hablaremos del congreso, pero nuestra idea es hablar de manera distendida", añadió. Ante tanta insistencia, prosiguió: "Saben que estamos en una competición, tenemos un congreso en unos días, pero creo que es muy positivo que una ejecutiva nos veamos y nos despidamos".
José Blanco, vicesecretario general, insistió en que esta cita tenía que ver con que en las pasadas Navidades la ejecutiva no había podido reunirse, y además es habitual celebrar una cena antes de un congreso. Reveló que cuando se lo planteó a Zapatero, unos y otros consultaron las agendas y se convino que ayer era el mejor día.
Eduardo Madina llegó sonriente, dando por hecho que la cena se iba a desarrollar "en un buen ambiente". "Sabíamos desde hace tiempo que los dos candidatos iban a estar compitiendo, pero hemos tenido otras ejecutivas y el ambiente ha sido distendido. Este proceso se caracteriza por las buenas maneras", dijo rotundo.
Chacón llegó a las 21.15: "Venimos felices y de cena, una cena distendida y de homenaje personal a José Luis". Y un cuarto de hora después Rubalcaba entraba en el aparcamiento de la sede conduciendo su coche. No se paró a hablar.
Los siguientes fueron Jesús Caldera, José Antonio Alonso, José María Barreda (andando) y el convocante, Zapatero, en coche y sin detenerse.
El vino blanco, gallego, lo eligió José Blanco; el tinto, de Aragón, Marcelino Iglesias.
Con información de Anabel Díez y Soledad Alcaide.
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