España limpia la mente
Tras el revés ante Dinamarca, Rivera trabaja el aspecto psicológico de la selección para luchar hoy por el bronce europeo ante Croacia
Con un 76% de efectividad y 25 goles, Joan Cañellas llegó a las semifinales del Campeonato de Europa de balonmano como el jugador más resolutivo de España. Pero frente a Dinamarca sus números bajaron en picado. Cuando Valero Rivera, el técnico, le dio entrada en la pista, con el partido embarrado, Cañellas se enquistó y no consiguió marcar ni un solo gol en cuatro intentos. El central se sintió culpable en parte de la derrota y de que España deba luchar hoy (14.30, Teledeporte) solo por el bronce contra Croacia mientras el oro de lo disputarán (17.00) Serbia y Dinamarca.
"Antes del partido me sentía eufórico. Estaba convencido de que íbamos a ganar", comentó Cañellas, que a sus 25 años se ha convertido en una pieza fundamental de España. "Durante el encuentro nos costó mucho demostrar que estábamos jugando mejor que Dinamarca. Yo fallé los dos primeros lanzamientos y comenzó a entrarme la ansiedad y la desconfianza. Tuve que ser más fuerte y no permitir que aquello me afectara tanto".
"Chicos, es solo una piedra en el camino. Sería injusto irnos sin una medalla", anima
La cabeza de Cañellas, tan fría y calculadora en los restantes partidos, no funcionó como se esperaba. Rivera le sentó en el banquillo. Jugó solo 20 minutos. "Lo grave es que no me ocurrió solo a mí. Llegamos a la semifinal en un momento ideal, habiendo jugado a un altísimo nivel, sabiendo que éramos mejores que nuestro rival. Pero no nos salió nada. No solo a mí, sino a todos en el ataque. Nos faltaba alegría, desparpajo. No teníamos las ideas claras. Lo que estaba pasando por mi mente es que se nos estaba escapando una oportunidad muy clara para estar en la final".
La derrota cayó como un jarro de agua fría. España se marchó del Belgrado Arena con lágrimas en los ojos, con rabia, con la sensación de no haber estado a la altura. "Lo que yo pensaba, con sinceridad, era que la habíamos cagado", dijo Cañellas. En la cena nada mejoró. El silencio lo invadía todo. Nadie hablaba. Hasta que Rivera tomó la palabra para intentar renovar el espíritu: "Chicos, esto no es más que una piedra en el camino. El trayecto es mucho más largo. El objetivo son los Juegos Olímpicos. Deberemos ganarnos la plaza en un torneo preolímpico que disputaremos en casa [en Alicante, del 6 al 8 de abril]. Hay que levantar el ánimo. Irnos sin una medalla sería muy injusto". Cañellas no se durmió hasta las cuatro de la madrugada "soñando con el bronce".
Algo había cambiado ayer. Los jugadores comenzaron a esbozar algunas sonrisas. En el entrenamiento, Rivera buscó más la diversión, la limpieza mental, que la preparación técnica. "Conocemos ya muy bien a Croacia. Sabemos lo que tenemos que hacer. Hemos trabajado solo aspectos mentales. Necesitamos a la gente muy entera", explicó. Cañellas asintió: "El equipo reaccionará, estoy seguro. Hay que borrar la semifinal de nuestras mentes. Fue un accidente. Vamos a salir mentalizados contra Croacia para llevarnos el bronce. Una medalla nos devolvería la alegría". Y la confianza para ganar la plaza olímpica en Alicante.
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