La leve cara petarda de Madrid Fusión

Lo primero que vi al llegar a Madrid Fusión fue a Chiqui, la pequeña exconcursante de Gran hermano, en la cola para entrar. Sé que no es el mejor comienzo para un congreso gastronómico de alto nivel, pero fue así. Iba vestida con el traje tradicional de Corea, país invitado del congreso, lo cual produjo cierta confusión entre la gente que no ve telemiseria: alguno creyó que era un reclamo publicitario freak de la delegación coreana. Pero no, Chiqui iba de corresponsal de Sálvame y se estaba acreditando como prensa: ella es una compañera más en el maravilloso mundo de la información en España.

En la cola también estaba otra celebrity, esta de mayor nivel. Boris Izaguirre iba a hacer de maestro de ceremonias en un show publicitario de Makro, ese súper para mayoristas tan glamouroso en el que compras todo por arrobas. El espectáculo consistía en ver a dos equipos formados por cocineros (Sergi Arola, Jordi Roca, Paco Roncero y Dani García) y más famosos (Juan Echanove, Carla Royo-Vilanova) cocinando un plato en 10 minutos con ingredientes que, supuestamente, desconocían. Viendo la perfección de lo que montaron, nadie se creyó que hubiera ni una gota de improvisación. Pero bueno, así hay que aceptar las acciones promocionales de las marcas, como puro teatro.

Botella soltó su discurso-chapa sin que se le moviera un pelo

La tercera gran actriz de Madrid Fusión fue Ana Botella. Bellísima y resplandeciente como siempre, la alcaldesa apareció con su corte en el homenaje a Martín Berasategui. Cuando la presentaron fue recibida con frialdad y escasos aplausos, no sé si por motivos ideológicos o porque buena parte de los asistentes eran extranjeros y no tenían ni pajolera idea de quién era. Pero ella se mantuvo firme: con todos los cocineros en el escenario aguantando mecha, soltó su discurso-chapa sin que se le moviera un pelo de su prodigiosa estructura capilar.

No piensen por lo que cuento que Madrid Fusión es puro petardeo. Todo lo contrario. Como dice el topicazo, allí las estrellas son los chefs. Puede que se hayan desgastado un poco por la sobreexposición, pero los héroes de las cazuelas siguen acumulando fans. Y eso que, tras escuchar unas cuantas conferencias, puedo asegurar que a muchos no les ha dado Dios el don de la comunicación verbal. Da igual. Lo dijo Boris, y quizá esté en lo cierto: por su capacidad para salir indemnes de las situaciones más difíciles, los cocineros deberían ser nuestros nuevos gobernantes.

La alcaldesa de Madrid, Ana Botella, encabezó el homenaje al cocinero Martín Berasategui en Madrid Fusión. / santi burgos