¡Que hable!
Como decía mi querido Toni Garrido en el 75º aniversario de RNE, "si la radio no existiera, ¿qué haría uno cuando se levanta por las mañanas?". Yo añado, ¿qué clase de hogar es ese en el que no hay un aparato de radio en la cocina? Otra cosa bien distinta es que se atienda a lo que dicen los locutores, pero escuchándoles como quien oye llover hacen una gran compañía. La otra mañana desayunaba yo medio dormida, mirando la taza con tal concentración que se diría que estaba a punto de leer los posos del café, cuando de la radio surgió un nombre familiar: Merianou Reihoy.
Fue escuchar Merianou y levantarme como un resorte para subir el volumen. A los extranjeros (como servidora) hay que hablarles alto. La locutora de la radio pública americana comentaba la vulnerable situación económica española y el insólito retraso del nuevo presidente en hacer declaraciones. En fin, siempre gusta que a una le den la razón por la radio. Se me vino a la mente una columna que escribí hace años sobre la resistencia del Gobierno socialista a admitir la crisis; se me vino a la mente otra columna que escribí hace los mismos años sobre cómo había amigos que consideraban catastrofista y pepero afirmar que el modelo económico español era insostenible. Recordé, también, una columna que no escribí entonces, cuando Zapatero era presidente, y que no he escrito aún, en este tiempo en el que Merianou no ha salido del despacho, que no estaría de más que los presidentes españoles nos consideraran de una vez por todas mayores de edad y se dirigieran cada cierto tiempo a la nación para expresar con valentía cuánto de verdad hay en los alarmantes titulares de los periódicos. A los ciudadanos nos deben eso, y a los periodistas les deben respuesta a todas las preguntas que quieran formularles. Es urgente que cambie el estilo opaco de los políticos españoles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.