No miren más lejos
El próximo presidente del Banco Mundial es fácil de encontrar. Ya tiene el trabajo. La Casa Blanca se está planteando presentar al exasesor económico del presidente Barack Obama, Larry Summers, y a su actual Secretaria de Estado, Hillary Clinton, como posibles candidatos para el cargo, según Bloomberg. Pero no existen razones para sustituir a Robert Zoellick cuando acabe su mandato el próximo mes de junio. Ha demostrado un don para la recaudación de fondos, dotes diplomáticas y clarividencia económica.
Cuando Zoellick se hizo cargo del Banco Mundial en julio de 2007, tenía que superar un listón bajo. Paul Wolfowitz, un ex vicesecretario de Defensa estadounidense, fue destituido a raíz de un escándalo ético. Desde entonces, Zoellick ha hecho mucho más que simplemente restablecer la credibilidad del banco. Ha resultado ser uno de los líderes más hábiles en los 65 años de historia de la institución, con lo que se ha ganado la posibilidad de un segundo mandato.
En primer lugar, Zoellick ha demostrado ser un sostén eficaz para los países más pobres del mundo. Convenció a los donantes ricos para que aumentaran en al menos un 20% sus aportaciones a la Asociación de Desarrollo Internacional, la sección que ayuda a los países más pobres. No fue una proeza sencilla en una época de restricciones fiscales en todo el mundo. Incluso consiguió capital adicional del Congreso dominado por los republicanos, un grupo generalmente hostil a las organizaciones multilaterales.
Zoellick también ha demostrado que es un gestor eficaz. El presupuesto operativo del banco se mantuvo estable a lo largo de su ejercicio. Sin embargo, aun así logró triplicar los préstamos concedidos a los países de ingresos medios.
Algo que se le puede criticar a Zoellick es su falta de carisma. El defecto no le impidió descubrir y divulgar hábilmente las amenazas al crecimiento económico en los países pobres. En 2007, Zoellick fue de los primeros en advertir del aumento de los precios de los alimentos y en crear un programa bien financiado para ayudar a los países más en peligro.
Naturalmente, al ser una persona nombrada por George W. Bush, Zoellick adolece de una desventaja política. Obama podría verse tentado a colocar a otro demócrata. Sin embargo, prometió hace cuatro años un enfoque de la presidencia al estilo de Lincoln con un "equipo de rivales". La Casa Blanca no debería perder demasiado tiempo tratando de encontrar un nuevo presidente del Banco Mundial cuando hay uno cualificado tan evidente. -
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