Etapa alquimista de Tàpies

Durante las décadas de los sesenta y setenta, Antoni Tàpies (Barcelona, 1923) consolidó una manera de pintar que le convertiría en un creador universalmente reconocido. Los motivos, materiales y temas que apuntaba desde sus primeras obras, alcanzan en este tiempo una manera absolutamente personal de entender el arte. Son los años en los que convierte el cuadro en una pieza tridimensional y cuando la manipulación de los objetos se convierte en una forma de trabajo que a sus 89 años sigue desarrollando en su taller barcelonés.

La galería Elvira González (General Castaños, 3) expone hasta el próximo 31 de marzo una decena de obras fechadas en ese periodo y ordenadas a una de sus obras más representativas, Què fem (1974), un tríptico (196 por 391 centímetros) cuyo contenido recoge la poesía de Brossa y sobre el que Tàpies trabaja como un auténtico alquimista.

Arena, marrón y rojo, son los colores que predominan en estos cuadros realizados con técnica mixta sobre madera, cartón y tela. Las huellas de sus manos y los pequeños objetos aparecen ya como el centro del universo del gran maestro del informalismo.