Zero
Narrativa. La capacidad de asombro, ingenuo y entusiasta; de creación, sin esquemas previos, y de dejarnos llevar por los deseos y los sentimientos, sin prejuicios heredados o aprendidos. Volver a pensar y actuar como cuando éramos niños o adolescentes, esa es la clave que nos puede llevar a recuperar el optimismo, las ganas de vivir o, lo que es lo mismo, de amar. En este momento de crisis social, Zero, el protagonista de 17 años de la nueva novela de Lola Beccaria, transmite un mensaje de esperanza muy apropiado para estos duros tiempos azotados por el paro, la reordenación del mundo, físico y virtual, y en los que se respira en el aire un sentimiento de rebeldía frente a una sociedad políticamente correcta, plagada de consignas de comportamiento, pero en la que en realidad no encajamos y que nos ha dejado sin opciones, sin ideales ni sueños. Volver a la inocencia infantil o juvenil que hacía que nos apasionáramos con una afición o con la búsqueda de un tesoro. Centrarse en una pasión, que nos llene la vida, y rodearse de un entorno compacto, que nos dé seguridad. El de los amigos, como el grupo que teníamos de pequeños. Son las dos claves que llevan a Zero a la posibilidad real de ser feliz. Zero tiene forma de cuento pero, bajo su aparente sencillez, encierra mensajes más complejos, de esperanza vital. En la estela de libros como Alicia, Momo, Peter Pan o El Principito, Lola Beccaria hace su propia aportación personal al género y desarrolla toda una original filosofía, que transmite al lector a través de los diálogos y de un argumento divertido y con toques de humor. Beccaria crea un territorio fantástico, diferente y esperanzador, llamado Satarip (la palabra piratas al revés, por eso de que les gusta llevar la contraria), para deleite y reaprendizaje de mayores, e idóneo para ilusionar a los jóvenes.
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