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Crónica:VILLARREAL 2 - VALENCIA 2 | FÚTBOL | 18ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Metamorfosis del Villarreal

El Valencia neutraliza al final el cambio de actitud de los amarillos en el estreno de Molina

En un ejercicio de responsabilidad y compromiso, el Villarreal se metamorfoseó, recuperando los valores y el fútbol que le hizo hasta hace poco un equipo modélico, un club ejemplar, con un inconmensurable Senna al mando. Pero todo el esfuerzo de los amarillos quedó neutralizado por un Valencia con fe para equilibrar dos goles de desventaja. En un duelo que se antojaba desigual, el Villarreal dio lo mejor de sí en su peor momento y cuando más lo necesitaba ante un Valencia digno que no perdió la cara en un partido lleno de vida. El empate reforzó al Valencia en la clasificación y al Villarreal en sus creencias pese a terminar la jornada en posiciones de descenso.

Cuesta creer que en apenas una semana en la dirección José Francisco Molina haya ejercido tal terapia de choque, hasta el punto de revitalizar a un grupo abatido e irreconocible en una primera parte de la temporada para olvidar. Por convencimiento o porque no hay un euro en la caja, los Roig entendieron que la solución estaba en casa y apostaron por Molina como dos años atrás lo hicieron por Garrido.

VILLARREAL 2 - VALENCIA 2

Villarreal: Diego López; Ángel, Zapata, Gonzalo (Lejeune, m. 76), Joan Oriol; Borja Valero, Senna, Bruno, Cani (Castellani, m. 69); Nilmar (Camuñas, m. 86) y Marco Ruben. No utilizados: César; Mario, De Guzmán y Hernán Pérez.

Valencia: Diego Alves; Miguel, Rami, Víctor Ruiz, Mathieu (Pablo, m. 66); Topal, Banega (Tino Costa, m. 71); Feghouli (Aduriz, m. 75), Jonas, Jordi Alba; y Soldado. No utilizados: Cristiano; Bruno, Piatti y Parejo.

Goles: 1-0. M. 14. Marco Ruben. 2-0. M. 18. Gonzalo. 2-1. M. 40. Feghouli. 2-2. M. 86. Aduriz.

Árbitro: Fernández Borbalán. Amonestó a Bruno, Jonas, Zapata, Soldado, Joan Oriol, Banega, Miguel y Marco Ruben.

Unos 20.000 espectadores en El Madrigal.

Un Senna rejuvenecido marcó la presión de su equipo, mucho más agresivo
El conjunto de Emery fue de menos a más al quedarse sin gasolina su rival

Para empezar, Molina recurrió a los clásicos, atendió a la jerarquía, a los futbolistas con más experiencia y peso en el vestuario. La responsabilidad recayó en los mismos con los que Garrido contó en los últimos partidos antes de su destitución. Por su parte, Unai Emery no reservó nada para el partido de Copa ante el Sevilla tres días después. Salvo la obligada ausencia de Albelda por sanción, el once del Valencia resultó el que comienza a resultar identificable en los últimos tiempos para un técnico que, sin embargo, gusta de mantener a toda la plantilla enchufada y comprometida.

Quiso el Villarreal mandar sobre el esférico, reencontrarse con el toque y la posesión, actuando con algo más de dinamismo. Se lo impidió en un principio un Valencia enchufadísimo y con las ideas claras. Ello derivó en un partido de verdad, disputado de tú a tú, con dos equipos al límite en busca de la victoria. Una pugna pareja que nada tenía que ver con la clasificación, distanciados ambos en 18 puntos. La rivalidad de las últimas temporadas volvió a estar presente en un duelo regional que se presentaba en teoría como el más descafeinado y desigual de las últimas campañas.

La tensión quedó reflejada en el terreno de juego. Para entonces, el Villarreal mandaba doblemente en el marcador. Marco Ruben abrió el partido tras combinar con Nilmar al borde del área. El batallador ariete argentino batió a Diego Alves tras un sutil toque de derecha, insospechado para un delantero cuya brega constante disimula sus condiciones técnicas. Anteriormente, el ex del River Plate ya había avisado tras una gran jugada de Joan Oriol, un excelente carrilero. Cuatro minutos después del tanto de Marco Ruben, el Villarreal dobló la ventaja al cabecear Gonzalo con ímpetu un centro combado y preciso de Borja Valero en el lanzamiento de una falta lateral. El marcaje del central argentino correspondía a Topal, que le perdió de vista al igual que al final del primer acto, cuando Zapata remató alto tras encontrarse solo en el área pequeña valencianista en un nuevo centro de Borja Valero. En ambas ocasiones, Diego Alves se quedó bajo el larguero. Una desventaja del portero brasileño respecto a Guaita, ausente unas semanas debido a los problemas en una de sus muñecas.

El Madrigal se encontraba en éxtasis, más aún tras una larga combinación a un toque de los amarillos que recordó al Villarreal de los mejores tiempos. Tal panorama desquició a un Valencia sobreexcitado, especialmente Soldado, que se las vio y juró contra todos, al igual que un Jonas desconocido. Faltaba el mando de Albelda, que sabe manejarse en la adversidad y sirve de guía a sus compañeros cuando vienen mal dadas. Por contra, el Villarreal se encomendó a un Senna rejuvenecido. Junto con Borja Valero y Cani, el conjunto castellonense recobró su mejor versión ante un Valencia impreciso con Banega al mando, excesivo el argentino en la conducción. A falta de fútbol, la actitud del conjunto de Emery resultó irreprochable y halló un resquicio de esperanza con el gol de Feghouli tras una precisa combinación entre Soldado y Miguel y un centro de primeras de este. Feghouli fue el mejor arma del Valencia con sus indescifrables movimientos imposibles de frenar por la zaga amarilla. Un acierto más de la secretaría técnica valencianista -en este caso, del exdirector deportivo Fernando Gómez- en tiempos de penurias.

El duelo estaba vivo y el resultado se antojaba incierto con un Villarreal dulce y comprometido y un Valencia con gran pegada y muchas ganas de derrotar a su rival vecino. Recurrió Emery a todo lo que olía a gol en su banquillo. Con el Villarreal ya sin gasolina, Aduriz, a poco del final, empató un encuentro del que ambos conjuntos salen reforzados.

Soldado remata de cabeza ante el intento de despeje de Bruno.
Soldado remata de cabeza ante el intento de despeje de Bruno.JOSÉ JORDÁN (AFP)

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