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Reportaje:

El fin del subsidio

Los planes de ajuste de Nigeria eliminan las ayudas por combustible y amenazan los proyectos de inversión

Nigeria ha vivido una semana de estallido social en la que la población se ha echado a la calle para protestar por el fin de los subsidios a los combustibles, una de las medidas estrella del nuevo plan aprobado por el Gobierno para racionalizar el gasto público. Con esta medida espera ahorrar unos 4.700 millones de euros, aunque, según los analistas, esto signifique duplicar el precio del litro de gasolina en el sexto mayor exportador de petróleo del mundo y donde al menos la mitad de la población vive en situación de pobreza.

Desde 2008 Nigeria viene aplicando una serie de medidas para reestructurar su economía. Entre ellas, la puesta en marcha de planes para mejorar las infraestructuras públicas, abrir las empresas estatales al capital privado y recortar costes en el aparato fiscal. El objetivo es revertir la tendencia de una economía marcada históricamente por la corrupción, la inestabilidad política, la constante inseguridad jurídica y las inexistentes reformas estructurales. Este último paquete cuenta con el beneplácito del Fondo Monetario Internacional (FMI), que ha devuelto su confianza al país después de los altibajos de la última década.

El sexto productor de crudo debe importar toda la gasolina que gasta

La propia Christine Lagarde, directora gerente del Fondo, ha bendecido los recortes en su última visita a Nigeria realizada en diciembre -la primera que ha hecho a un país africano en representación del Fondo-, aunque ha avisado que se deben hacer más esfuerzos de ahorro estatal para evitar el contagio de la crisis de la deuda pública en Europa. En estos momentos, y según las mismas cifras del FMI, Nigeria podría registrar un déficit público del 4,3% en 2011, por debajo del 7,9% registrado en 2010.

No obstante, y en el caso del fin de los subsidios a los combustibles, los expertos advierten de que la inflación se podría disparar por encima del 12% anual, desde el 5% inicialmente estimado. Todas las previsiones apuntan a que los precios del litro de la gasolina -como mínimo- podrían duplicarse tras el recorte de las ayudas. El efecto sobre el poder adquisitivo de la población sería nefasto y a la larga podría perjudicar al consumo y al sector servicios, que representa el 33% del PIB. Con estos mimbres, la tendencia alcista del crecimiento de los últimos años se ve amenazada.

Nigeria ha sido una de las economías africanas de mayor expansión durante la crisis. Los datos preliminares indican que en 2011 el alza del PIB rozó el 7%, según el FMI. Una cifra algo inferior a la media de crecimiento anual del 8,6% registrada la pasada década. Pese a esos años de bonanza, las autoridades nigerianas no han logrado diversificar su economía ni consolidar industrias alternativas al petróleo. El crudo proporciona al país el 95% de los ingresos de divisas y el 80% de los ingresos presupuestarios.

El dato es aún más relevante si consideramos que las exportaciones representan un tercio de la economía del país. Precisamente los históricamente altos precios del petróleo durante el último lustro han sido los principales responsables de la reciente bonanza económica. El problema es que durante este tiempo se ha postergado consecutivamente la inversión en infraestructuras, lo que provoca situaciones como que Nigeria sea uno de los socios más importantes de la OPEP, pero deba importar toda la gasolina que consume porque no puede refinar el crudo.

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