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Reportaje:

Córdoba, la otra Roma

Una gran exposición refleja la influencia imperial en la ciudad andaluza

Córdoba, como capital de la provincia romana de la Bética, fue una de las ciudades más importantes de Hispania. Sus habitantes gozaban en la colonia patricia de servicios muy similares a los de la propia Roma. La monumentalidad de sus edificios civiles y religiosos, además de la calidad y dimensiones de muchas de sus villas y viviendas, así lo atestiguan.

Pero, a pesar de contar con numerosos restos, gran parte de esos edificios desaparecieron, abandonados o integrados en la siguiente gran civilización que eligió a Córdoba como centro de su Estado: los omeyas. Con el fin de resaltar la importancia que tuvo la urbe en época romana dentro del ámbito mediterráneo y europeo, las tres principales salas expositivas de la ciudad acogen la muestra Córdoba, reflejo de Roma, abierta hasta el 16 de febrero.

La muestra, que se presenta en tres espacios, rememora su monumentalidad

El proyecto surgió hace años, inscrito en la fracasada candidatura de Córdoba para ser capital cultural europea en 2016. Pero a pesar del chasco vivido este verano con la elección de San Sebastián, los organizadores -Ayuntamiento de Córdoba, Diputación y Junta de Andalucía-, no quisieron suspender la cita. "La exposición permite a los cordobeses asomarse a una etapa de su ciudad prácticamente desconocida que ha estado en buena medida borrada por la gran fase islámica y la gran tradición historiográfica de la Córdoba islámica, dejando ver por primera vez que toda la ciudad es resultado y bebe de las raíces de la Córdoba romana. Un momento que marcó el primer gran hito de esplendor de la ciudad", señala el catedrático de Arqueología Desiderio Vaquerizo, comisario de la muestra junto al también catedrático Carlos Márquez y la directora del Museo Arqueológico de Córdoba, María Dolores Baena.

Los tres se han encargado de las secciones en que se ha dividido la exposición. En el Museo Arqueológico se desarrolla la muestra Urbanismo y poder; la sala Vimcorsa acoge La vida en la domus, y en la sala Orive se exhibe Suburbio y periferia. La ubicación de las tres salas no está escogida al azar. Desiderio Vaquerizo quiso, desde el primer momento, emplazar Suburbio y periferia en la sala Orive. El espacio es una antigua iglesia del siglo XVI, nunca acabada, que se levanta en el solar en el que estaba el circo en época romana, dedicado a las carreras de caballos y cuádrigas. Un impresionante edificio que se ubicaba junto a la vía Augusta, una de las principales carreteras del Imperio. "Lo que queremos es hacer ver al visitante la importancia de la imagen, del escaparate", explica el comisario.

Los suburbios estaban fuera de las murallas. Allí se situaban las actividades nocivas y malolientes, pero también los espectáculos, como el circo, en el lado oriental de la ciudad, y el anfiteatro, en el occidental. Dos de los edificios más grandes conocidos del imperio occidental. "Contamos con una pieza que demuestra la existencia de un colegio que se encargaba de enterrar a los gladiadores cuando morían", destaca Vaquerizo.

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María Dolores Baena se ha encargado de la parte ligada a las costumbres: La vida en la domus. "Hemos recreado cómo era una casa romana de los siglos I, II y III. Hay mucha variedad de viviendas, pero los restos que mejor conocemos son las grandes domus de gente acomodada que se organizaban en torno a un patio. La museografía se ha dedicado a las distintas habitaciones, mostrando unos pavimentos de mosaicos que evidencian el lujo de esas casas. Algo que es un reflejo de la magnificencia de la propia ciudad, de lo público", aclara.

Esta idea de monumentalidad es una de las claves que ha intentado plasmar Carlos Márquez en su sección de la muestra: Urbanismo y poder. "Queremos exponer cómo Córdoba, en algunos aspectos, era muy similar a Roma. Algo que se materializa en la copia de sus modelos urbanos. Algunos templos se hacían con las mismas dimensiones, materiales y decoración que en Roma, como el templo que hoy se encuentra bajo la calle Morería". Una céntrica zona de la que se extrajo hace unos años una colosal escultura con coraza que se ha recuperado para la exposición.

Un niño en la exposición <b><i>Córdoba, reflejo de Roma</b></i> en la sala Orive, uno de los tres espacios que acogen la muestra.
Un niño en la exposición Córdoba, reflejo de Roma en la sala Orive, uno de los tres espacios que acogen la muestra.F. J. VARGAS

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