La evaporación del socialismo

Pedro Castro, tras las últimas elecciones municipales, metió 28 años en una caja de cartón. El tiempo que permaneció como alcalde de Getafe. Casi tres décadas en las que se significó como un político peculiar, combativo, personalista, terminaron de golpe. El PP por fin logró moverlo de la silla después de siete victorias consecutivas. Era la mudanza de un ariete del socialismo. El 10 de junio descolgó de las paredes de su despacho retratos suyos con personalidades como Rockefeller o el Rey y los guardó en una caja. Se fue para no volver nunca más.

El relevo de Pedro Castro simbolizó la debacle socialista en los Ayuntamientos de Madrid. Se puso fin a una forma de entender la política. El PP controla hoy el 82% de los 179 Consistorios. El PSOE tan solo manda en dos ciudades de más de 20.000 habitantes: Parla y Fuenlabrada. El 92% de los madrileños tiene un alcalde que es del PP.

Ese paisaje desolador del socialismo quedó patente en la última reunión de la Federación Madrileña de Municipios. De ahí salió como presidente de la federación el nuevo alcalde de Alcorcón, David Pérez, quien desbancó también a otro socialista, Enrique Cascallana. En una esquina, el primer edil de Parla, José María Fraile, charlaba con los pocos afiliados al PSOE que iba encontrando: "Me siento entre lobos".

Han pasado siete meses desde que Castro dejó de ser alcalde. "Serlo ha sido una parte importantísima de mi vida", dice Castro, que pudo haber sido elegido senador pero que prefirió seguir en la oposición. "No voy a volverme a presentar como candidato, pero tengo la obligación moral de transmitirle a los concejales jóvenes mi experiencia", añade. Aún no se ha acostumbrado a que no le llamen "alcalde" cuando va por la calle. Los cientos de compañeros de partido que perdieron su puesto como él tras el 22-M, tampoco.