Seda de araña
Narrativa. Esta primera novela de Tato Cabal (Madrid, 1956) es de esos libros que dan, al final, más de lo que sugerían: una portada poco atractiva, una editorial poco conocida, un texto de letra apretada, poco dialogada, y así. Y sin embargo: Cabal ha escrito una novela ambiciosa, que pretende escarbar en las cunetas del recuerdo/olvido colectivo, a vueltas con la memoria histórica, con buen pulso narrativo, por más que la fuerza del pasado -un episodio de guerra y posguerra situado en la castigada montaña leonesa- oscurezca bastante el presente de unos personajes que poco tienen que hacer, además de intentar desenterrar zanjas con tierra aún por remover; un pasado que inevitablemente se lleva toda la gloria de esta -aun con todo- estimable novela. Como igualmente interesante es otra novela que tenía todas las de perder como ésta en un principio, Memoria del fuego (Dossoles, Burgos, 2011), del burgalés Alberto Herrero -ambos ya en la cincuentena y con una primera novela-, que también remueve secretos y bárbaras conductas inciviles, situadas también -curiosamente- en tierras leonesas, y donde el fuego cumple función metafórica; como aquí, en la de Tato Cabal, la tela de araña que nos atrapa -y el lector, como sus personajes, pueden ser mosca o araña- en un complicado ir y venir del presente al pasado, en un conjunto de amores torcidos, de secretos mal conservados, en un carrusel de sentimientos y de odios, con los que teje Cabal una tela de araña -las mejores páginas son aquellas en las que se convierte en seda de araña-, que recurre un tanto forzosamente a la confesión por escrito, en un fácil recurso a una suerte de deus ex machina que le permita avanzar. En el presente hay excesiva debilidad narrativa: de la pareja Natalia-Tomás cabía esperar más, Dolores está bien dibujada -tiene su momento en esa larga carta-, y en el pasado acaso hay demasiado tremendismo. Y sin embargo...
Seda de araña
Tato Cabal
Gens. Madrid, 2011
324 páginas. 22 euros