El automóvil busca su sitio
La industria reclama al nuevo Gobierno el reconocimiento de su peso económico
Estos son sus poderes: 20% de las exportaciones, 9% de la población activa, segundo productor europeo y noveno mundial, 38.466 millones facturados en 2010, casi 25.000 millones de recaudación fiscal por el Estado, 17 factorías instaladas en España, inversiones de 6.500 millones en el último lustro y 12 nuevos modelos adjudicados en los últimos tres años. Con esa tarjeta de presentación, los fabricantes han acaparado durante años la atención de Gobiernos y Administraciones hacia el sector automovilístico. Excepto en los cortos periodos de crisis, a principios de los setenta y los noventa, España ha sido un mercado al alza en el que se han llegado a vender 1,6 millones de automóviles anuales. Todo el mundo ganaba dinero, y eso facilitaba unas relaciones en las también han desempeñado un papel importante los personalismos de los responsables más directos.
Los fabricantes ya han presentado un decálogo de medidas anticrisis
Los concesionarios esperan algo similar al Plan Renove de 1997
Pero la magnitud de la recesión actual ha cambiado el panorama. Durante los tres últimos años, los fabricantes han registrado una caída del 9% del empleo, unos 8.000 puestos de trabajo. En el caso de los proveedores esta cifra es aún mayor, un 27%, ya que en gran parte se trata de pequeñas y medianas empresas con mayores dificultades para afrontar situaciones de este tipo, por lo que muchas de ellas han desaparecido. A finales de noviembre, el Ministerio de Trabajo ya había aprobado expedientes de regulación de empleo que afectan a 9.000 trabajadores durante los próximos meses.
Pero los que peor parados van a salir de esta crisis son los concesionarios. Según sus cálculos, van a desaparecer 500 empresas y se perderán unos 50.000 puestos de trabajo. Paradójicamente, son los más optimistas, ya que mientras la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac) espera que el año que viene las ventas sean todavía inferiores a las de este año, con una caída entre el 1% y el 2%, -menos de 800.000 automóviles frente a los 806.000 de 2011-, en Faconauto, patronal de los concesionarios, están convencidos de que "se ha tocado suelo y no se puede caer más bajo".
Todos los coches que se vendieron en el periodo álgido, que comienza en 1997 -ese año salieron de los concesionarios 1,3 millones de automóviles y todoterrenos- y culmina en 2007 (1,6 millones), han entrado ya en un periodo de renovación, que deberá comenzar el año que viene. En Faconauto están convencidos, según su presidente, Antonio Romero-Haupold, de que una de las primeras medidas económicas que tomará el nuevo Gobierno es un plan de renovación del parque automovilístico. Es una conclusión a la que ha llegado después de las conversaciones mantenidas con representantes del área económica del Partido Popular durante los últimos meses. La iniciativa podría ser similar al Plan Prever que puso en marcha en 1997 el Gobierno de José María Aznar. "Lo contrario sería una gran decepción", señala.
De lo que no cabe la menor duda es que el sector automovilístico va a ser uno de los primeros en ser abordados por el Gabinete nombrado el miércoles por Mariano Rajoy.
Durante la reciente campaña electoral han movido pieza todos los actores afectados. Algunos, como Anfac, no solo han propuesto un decálogo de medidas con las que se podría hacer frente a la crisis, sino que han elaborado todo un plan estratégico de renovación de la propia asociación -siguen negando cualquier tinte de patronal- que ha empezado por el nombramiento de un nuevo hombre fuerte, Mario Armero, para el que se ha creado una vicepresidencia y que está llamado a dar la cara de una nueva y reforzada asociación que no esconde sus intenciones y su vocación de lobby.
La misión de Armero será "poner en valor la excelencia empresarial" de una industria que "compatibiliza interés público y beneficios empresariales bajo una visión largoplacista". Los fabricantes quieren aprovechar las circunstancias que se plantean con el nuevo ciclo político para trasladar sus "dificultades", sus "capacidades" y su deseo de "contribuir al crecimiento de España... y lo queremos hacer al nuevo Gobierno, a las otras fuerzas políticas, a las administraciones públicas, a los grupos de interés y a la sociedad".
De momento, tienen un nuevo interlocutor en el Ministerio de Industria, José Manuel Soria, al que trasladar sus planteamientos.
El ministro no lo va a tener fácil. Apenas habían transcurrido unos minutos de la comunicación de su nombramiento, cuando Juan Antonio Sánchez, presidente de Ganvam, la patronal de los vendedores, calificaba de "muy preocupante" que la denominación del nuevo Ministerio no incluya mención alguna a las políticas de comercio, lo que supone, en su opinión, "un nuevo guiño a los fabricantes y deja a la distribución en un segundo plano".
El día anterior, el presidente de Faconauto se preguntaba cuántos coches se habrían vendido si se hubiera destinado a un plan de achatarramiento el dinero dedicado al fomento y desarrollo del coche eléctrico, del que apenas se han vendido 300 unidades (menos de una decena a particulares).
El rally de disputas por atraer los favores del nuevo Gobierno de la nación acaba de tomar la salida de una nueva y clarificadora etapa. -
Un sector, muchas voces
Una de las asignaturas pendientes de la industria automovilística español es, sin duda, su vertebración. En los tiempos que corren, una mayor integración de todos los actores que la componen -fabricantes, importadores, concesionarios, vendedores, proveedores...- y una sola voz que hable por ellos daría mucha más fuerza al sector a la hora de reclamar el papel que le corresponde en la economía española.
Pero con la excepción del periodo de finales de los ochenta, cuando reinó la Confederación Española de Automoción, con Juan Llorens primero y Fernando Falcó después, los distintos actores han preferido reclamar por separado sus reivindicaciones. Únicamente la fuerza de una crisis galopante y unas previsiones muy negras consiguieron reunir en la sede de la patronal de patronales, CEOE, el 13 de marzo de 2009 a los representantes de 11 asociaciones del sector para llamar la atención sobre lo que ya había empezado a caerles encima.
Desde entonces, todo ha quedado en palabras y declaraciones de buenas intenciones. La semana pasada, tanto el presidente de Anfac como su recién nombrado vicepresidente renovaban sus votos de participación en una mesa que trate de agrupar los intereses de todo el sector. Eran vísperas de formación del nuevo Gobierno y abogaban por la necesidad de una potente "política industrial" con un Ministerio del ramo.
Pocos días después, el presidente de Faconauto renegaba de la existencia de un Ministerio con tal denominación por estar condenado de antemano a su "secuestro" por parte de los fabricantes. Los propietarios de concesionarios hubieran preferido un gran departamento de Economía en el que quedasen más diluidas unas diferencias que, según su presidente, separan a la agrupación de grandes compañías extranjeras de pequeñas y medianas empresas de carácter nacional. -
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