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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Otro 'beatle'

David Trueba

No sentir la voz de Martin Scorsese tras las entrevistas que componen su retrato de George Harrison en Living in a material world puede hacer sospechar que, como ocurrió con la entrevista con Bob Dylan que vehiculaba el imprescindible documental No direction home, Scorsese se ha limitado a ordenar material ajeno con la ayuda su montador de musicales David Tedeschi, mientras reserva a la eterna Thelma Schoonmaker para sus ficciones.

Películas caseras, materiales inéditos, multitud de entrevistas y documentos recuperados precisaban de alguien que guiara la narración. George Harrison, oculto bajo la sombra de Lennon y McCartney, era alguien por descubrir. Aunque la versión oficial de su última esposa se impone, hasta esas estudiadas declaraciones dejan claro que no fue un hombre fácil ni fiel, no ya a la vida en pareja, sino ni tan siquiera a la estética, la religiosidad o el gusto musical. Sobre todo, después de la separación del grupo, cuando contaba tan solo 27 años. También el documental, como George Harrison, se mueve con la hiperactividad de una bola de flipper. Nunca sabemos cuál es la próxima estación ni el destino final, entre palos a la piñata de la vida que nunca acaba de abrirse del todo ni para un multimillonario inteligente, sensible y con talento.

En esa confusión general, cuanto más sabemos de Harrison, menos sabemos de Harrison. Solo en algunos momentos la desordenada búsqueda se apacigua. Al final de la primera parte suena While my guitar gently weeps, y entendemos a Harrison, mejor que nada, a través de su oficio de hacer canciones. Esta composición rivaliza con Something o Here comes the sun por ser la más imperecedera de sus aportaciones al cuarteto de Liverpool, y trenza un hilo rojo con los espirituales posteriores, tanto Give me love o My sweet lord, desvelando cada una de ellas más de su autor que toda especulación. Como la guionista Suso Cechi d'Amico supo hacer con el precioso documental de Scorsese sobre cine italiano, ordenando y presentando como una aventura emocional lo que podría ser una amalgama, lo hace Harrison en esos cortes, dotando de sentido a un extenso y ajetreado trabajo de exploración sin rumbo preciso a través de una vida que se resistió a quedar resumida en un tópico manejable.

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