Dividendos reaparecidos
Ford Motor ha elegido una época extraña para restablecer el dividendo de la empresa después de un parón de cinco años. Europa, uno de sus mercados importantes, está enfangada en unos problemas de deuda soberana que podrían arrastrar a varios países a la recesión, o empeorar la que ya atraviesan. Estados Unidos, la casa del fabricante automovilístico, sigue renqueando económicamente. Y Ford aún tiene que cumplir uno de sus propios criterios fundamentales para volver a instaurar los pagos a sus accionistas: la recuperación de su solvencia crediticia de primera calidad. En definitiva, eso hace que la decisión sea bastante atrevida, aunque sea justificable.
En primer lugar, Ford no está precisamente pudriéndose en el infierno de los bonos basura. Los esfuerzos por reestructurarse que ha realizado bajo la dirección del consejero delegado Alan Mulally están dando resultados. En los 12 meses anteriores a septiembre, por ejemplo, el segundo fabricante ha convertido una situación de deuda neta en 8.000 millones de dólares de efectivo neto. Parece más probable que las agencias de calificación estén siendo prudentes para que no se considere que aumentan la calificación demasiado pronto y no parece que les preocupe la salud financiera básica de Ford.
Y lo que es más importante, Ford no está tirando precisamente la casa por la ventana con el dividendo. De acuerdo, a cinco céntimos por acción, es el mismo que cuando interrumpió los pagos en 2006. Pero eso representaba casi la mitad de sus beneficios de 2005, que, en cualquier caso, dependían de una exposición importante de la división crediticia. Actualmente, sin embargo, los dividendos de 760 millones de dólares que empezará a repartir el próximo mes de marzo ascienden a menos del 10% de los ingresos netos previstos y a solo a cerca de una décima parte del flujo de caja disponible.
Eso deja un remanente suficiente para que Ford se ponga al día en los mercados emergentes en rápido crecimiento, China incluida, para que revise su poco rentable división europea y para que mantenga las inversiones en nuevos productos. El pago parece razonable incluso si una recesión grave redujera los beneficios, pongamos por caso, a la mitad.
Ford ya se ha distanciado del resto porque se ha reestructurado en gran medida, y no solo ha reestructurado su balance general, sino también su cultura y sus procedimientos operativos. El hecho de convertirse en el primero en repartir dinero entre sus accionistas, de forma sostenible, no hace más que reforzar su primer lugar en la parrilla de salida. -
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