La magia del 'pop-up'
De qué están hechas las niñas flamencas? "Las niñas flamencas están hechas de lunares que caen del cielo". Pasas página, "de volantes que despegan del suelo". Sigues, "de zapatitos con mucho taconeo". Tiras de una lengüeta y las niñas bailan. Y así hasta el final, donde puedes montar tu propio tablao y colocar en él a las niñas flamencas. El texto ¿De qué están hechas las niñas flamencas? es de Montse Ganges y las ilustraciones de Susana Subirana. Con este libro, publicado por la editorial Combel, debuta como ilustradora de pop-ups. Noemí Mercadé, la directora de la editorial, explica que para la construcción de este libro han contado con la colaboración de un ingeniero de papel, Yeray Pérez, de Murcia. ¿Pero qué son los pop-ups? Son libros tridimensionales, animados, interactivos, móviles, desplegables, que combinan y transforman imágenes, que tienen teatrillos, ruedas giratorias, lengüetas, efectos en relieve y en movimiento... Capaces de provocar curiosidad, sorpresa y entusiasmo. Casi todas las editoriales que tienen una línea infantil y juvenil publican pop-ups. MacMillan Iberia, por ejemplo, tiene clásicos como La princesa y el guisante, El mago de Oz, Peter Pan o Alicia en el País de las Maravillas. SM tiene una colección de Clásicos del Pop-Up. El sabueso de los Baskerville es uno de sus títulos. Alfaguara ha sacado, entre otros, El topo que quería saber quién le había hecho aquello en la cabeza. Kókinos también tiene una Alicia en el País de las Maravillas, La pequeña oruga glotona o Adivina cuánto te quiero. Todas importan este tipo de libros. Según Kókinos, "en España faltan infraestructuras para hacerlos y no compensan económicamente". Combel es una de las pocas que sí los hace. "Empezamos con La llegenda de Sant Jordi y con Los tres Reyes de Oriente. Sabíamos que no los íbamos a encontrar fuera", explica Mercadé. Combel publica todos sus libros en castellano y en catalán. "El secreto es hacer tiradas largas y exportar, vendemos mucho a Francia y a otros países. Los imprimimos en China. La manipulación es complicada y en muchos casos se tiene que hacer a mano y libro a libro. Hemos intentado imprimir aquí los más sencillos, pero los precios resultan imposibles. Ahora estamos trabajando en aplicaciones por ordenador, como complemento de los pop-ups". En Combel manejan una especie de Biblia: Los elementos del Pop-Up, del estadounidense David A. Carter, "un auténtico ingeniero de papel". El libro explica paso a paso los elementos que intervienen en la creación de un pop-up. "Autores y editores hemos aprendido juntos", dice Castañé. Patricia Geis, que estudió Bellas Artes y diseño gráfico en Nueva York, empezó haciendo portadas y luego se pasó al pop-up. Ha publicado un libro delicioso, ¿Te has lavado los dientes? Contiene un armarito de baño, donde puedes encontrar todo lo necesario, la pasta de dientes, la seda dental, un espejo, el cepillo. El crío del libro muestra la lengua (gracias a una lengüeta), cómo se enjuaga e incluso cómo escupe el agua. Geis colabora asiduamente en dos colecciones estupendas: ¡Mira qué Arte!, sobre pintura, en la que ha hecho la Mona Lisa, de Leonardo da Vinci. Con las más exquisitas técnicas del pop-up, cuenta la historia del cuadro, fijándose en cada parte, su desaparición, su posterior aparición... Mediante una lengüeta puedes mover las cejas de Mona Lisa y ver cómo cambia su expresión. Al final, da los elementos necesarios para que cada lector haga su propia interpretación. Las meninas, de Velázquez, nos permite, gracias a la magia del pop-up, verlas por delante y por detrás. La sorpresa final: podemos cambiar los trajes de las infantas y construir una cámara oscura. "Todos nuestros libros tienen, además de una parte estética, un objetivo pedagógico", afirma Mercadé. En la colección ¡Mira qué Artista!, dos títulos sensacionales, también de Geis: Alexander Calder y Warhol. "El de Calder me costó mucho. Quería construir un móvil pero renuncié porque no había más remedio que utilizar alambre y puede ser peligroso". Los dos libros están llenos de sorpresas. Geis explica cómo hace pop-ups, teniendo en cuenta que siempre se trabaja con una doble página. "Primero tengo que tener claro lo que quiero hacer. Para visualizarlo, dibujo en un papel o en el ordenador lo que me gustaría conseguir. Después, el proceso es totalmente artesanal. Con papel, cartulina, cinta de pintor y tijeras hago una primera prueba. Voy recortando o añadiendo trocitos de papel o cartulina donde haga falta, sujetándolos con cinta de pintor para poder mover las piezas y cambiarlo de sitio, manipularlo y recolocarlo fácilmente. Lo pruebo en una cartulina doblada por la mitad y voy abriendo y cerrando, a ver si se pliega bien, si se levanta bien...". "Después de probar, fallar, probar, fallar, probar y si finalmente sale bien, tomo todas las medidas con una regla y dibujo el original en el ordenador. Entonces imprimo el troquel en una cartulina, lo corto con precisión con un cúter y lo monto con cuidado, con sus solapas, encolado, etcétera. Una vez montado hay que seguir perfeccionándolo hasta que quede óptimo. Se necesita un poco de matemáticas y conceptos de geometría, mecánica, visualización espacial y saber resolver los problemas que te vas encontrando. Es un proceso que requiere mucha paciencia y concentración, pero a la vez es como un juego y es muy divertido".
Àngels Navarro es licenciada en psicología y especialista en terapia a partir del juego. Acaba de publicar Letra a letra: un mundo de fantasía e imaginación en el que lo más inesperado se convierte en una letra del alfabeto español. Contiene 27 juegos de percepción, imaginación, lenguaje y observación. Otra de las joyas de Combel es Las mil y una noches, en el que, con texto de Lluís Farré e ilustraciones de Mercè Canals, nos cuenta la leyenda de Sherezade. Combel también importa: una de las novedades para Navidad es Charlie y la fábrica de chocolate, de Roald Dahl, con ilustraciones de Quentin Blake: el inventor y chocolatero más famoso del mundo abre las puertas de su fábrica de chocolate. Cinco niños se pasean entre gigantescos caramelos y dulces de toda clase, incluido un río de chocolate. Otro libro que encandila a los pequeños es La caja de los tesoros, de Jordi Cervera e ilustraciones de Sebastià Serra. Narra las aventuras de María y del detective Guatson (un conejo) que recorren una casa de sorpresa en sorpresa. "Nuestros libros son de cero a 99 años", bromea y exagera Noemí Mercadé. Pero algo hay de cierto. Los disfrutan tanto pequeños como mayores.
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