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Reportaje:Diseño

El agujero como sello de identidad

Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano siguen indagando en las posibilidades de troqueles y hendiduras en sus últimos proyectos en Austria y Córdoba

Anatxu Zabalbeascoa

Tras la fachada troquelada de la ampliación del Museo San Telmo de San Sebastián y las perforantes torres, como pozos de luz, del nuevo Museo de la Historia de Lugo, Fuensanta Nieto y Enrique Sobejano siguen indagando en las posibilidades de los orificios en sus últimos proyectos. La recién inaugurada rehabilitación del Museo Joanneum de Historia Natural de Graz (Austria), ampliada con una nueva biblioteca pública, permite que lo existente conviva con lo nuevo poniéndose a los pies de la historia: cuida el inmueble original y oculta el añadido. Así, la razón de ser de los agujeros está allí en la luz. Se trata de iluminar lo oculto, lo subterráneo. No en vano, Nieto y Sobejano ganaron este concurso haciendo desaparecer su propuesta.

En Graz, optaron por construir un edificio-alfombra a pie de calle
Salas hexagonales perforan el Centro de Creación Contemporánea

Corría el año 2006 y los arquitectos propusieron ampliar el conjunto Joanneumsviertel, que realizarían con la firma de Graz Epp Architeckten, con un edificio-alfombra, invisible y subterráneo que ni dialogaba ni se enfrentaba al inmueble histórico. El armisticio estaba sellado de entrada: los proyectistas madrileños trabajaron a favor de lo existente. Por entonces, el estudio ya tenía un pie en Austria. Habían ganado el primer premio para ampliar el Museo de Moritzburg y estaban dibujando las cubiertas. De esa época datan proyectos como el que agita la cima del edificio de la firma Kastner y Óhler, también en Graz y hoy en construcción, o el del Auditorio de la Expo de Zaragoza, inaugurado en 2008 y también de cubierta y silueta orográfica.

Es importante remontarse a las raíces del proyecto que ahora se inaugura en Graz porque, lejos de proseguir esa investigación por las cubiertas, con la ampliación del Joanneumsviertel Nieto y Sobejano decidieron apostar por los cimientos, reconquistar el espacio subterráneo para darle un tratamiento curiosamente luminoso, de planta noble. ¿Cómo lo hicieron? Es en ese punto en el que entran en juego los agujeros, como profundos huecos circulares, como patios de luz.

Con el ánimo de no perturbar el clima del casco histórico de Graz, "caracterizado por su paisaje de cubiertas históricas", los arquitectos optaron por construir un edificio-alfombra, un manto mineral a pie de calle que hoy asienta el conjunto del Joanneum: tres edificios diversos de diferentes épocas y con usos diferenciados.

También con fachada y cubierta agujereadas, en el Centro de Creación Contemporánea de Córdoba son sin embargo los troqueles y los patios los que, lejos de hacer desaparecer el inmueble, lo dotan de expresividad. A punto de finalizarse, el museo andaluz en el parque de Miraflores se opone a los contenedores neutros que hoy se emplean para exponer el arte contemporáneo. Al contrario, propone un escenario arraigado en la cultura hispano-musulmana para un arte virtual que, lejos de desubicarse, se verá forzado a reaccionar frente a la historia y frente al Guadalquivir. Compuesto por salas hexagonales de tres tamaños, el nuevo centro admitirá cualquier permutación entre esas salas hasta quedar, incluso, como un espacio único. Los interiores de hormigón crudo rompen, de nuevo, la neutralidad de las salas contemporáneas. Pero es en la fachada, "como una máscara perforada por rehundidos poligonales", donde este inmueble concentra los huecos que ocultan luminarias que generan imágenes con luz artificial. A la vez, y gracias a los agujeros, la luz natural llega al museo durante el día. Convertido en sello, el agujero que cumple una función, también decide la expresión.

Exterior del rehabilitado Museo Joanneum de Historia Natural en el casco histórico de Graz (Austria).
Exterior del rehabilitado Museo Joanneum de Historia Natural en el casco histórico de Graz (Austria).

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