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Europa convulsa

La UE inicia hoy una cumbre clave marcada por las exigencias de Berlín

Londres advierte de que si se altera el Tratado exigirá salvaguardas para la City

Andreu Missé

Los líderes europeos inician hoy una cumbre clave para sacar a la UE de su crisis, enzarzados de nuevo en discrepancias institucionales y de procedimiento. La propuesta de refuerzo de la disciplina fiscal a través de un primer paquete de medidas por la vía rápida planteada por los presidentes Herman Van Rompuy, (Consejo Europeo); José Manuel Durão Barroso, (Comisión Europea) y Jean Claude Juncker, (Eurogrupo), cuenta con el rechazo de Alemania. Esta iniciativa que puede estar en vigor "en el plazo de dos o tres meses", según fuentes comunitarias, podría dar un primer mensaje a los mercados sin impedir el inicio de los trámites de un cambio profundo del Tratado propuesto también por los mandatarios europeos, y que es la única vía que admite Berlín.

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Estados Unidos está especialmente pendiente de los resultados de la cumbre para asegurase de que la inestabilidad de la economía europea pueda contagiar a la estadounidense. El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Timothy Geithner, que estos días está visitando varias capitales europeas, apeló ayer a los europeos a que crearan "un cortafuegos suficientemente fuerte", para proteger a los países de la zona euro que pudieran encontrarse en dificultades. "Ya he señalado", precisó, "hasta que punto es importante para EE UU y el resto del mundo que Europa salga adelante".

La reunión se complica además desde otro frente tras las advertencias lanzadas por premier británico David Cameron, quien en un artículo en The Times, ha indicado que "si vamos a cambiar el Tratado que se aplica a todos los Estados miembros y permite a los países de la zona euro tener nuevas reglas, también es importante que haya reglas que mantengan el mercado único justo y abierto para las industria británicas, incluidos servicios financieros".

La reforma por la vía rápida del Tratado, modificando el Protocolo 12, que permitiría reforzar las medidas sobre el control del déficit y la deuda excesivos, tiene la ventaja de que podría ser aprobada rápidamente, pues solo precisaría la aprobación unánime de los miembros del Consejo Europeo, tras consulta con el Parlamento Europeo y el Banco Central Europeo, sin necesidad de su ratificación a nivel nacional.

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Alemania, por su parte, solo acepta la segunda opción propuesta por Van Rompuy y Barroso, que persigue un endurecimiento de las sanciones y cambios en los presupuestos nacionales que se desviaran de las recomendaciones de la Comisión. Esta vía exige un cambio profundo del Tratado y exigiría varios años para su entrada en vigor pues debería ser ratificado por los Veintisiete Estados miembros. Una fuente próxima al Gobierno de Berlín se mostró ayer "mas pesimista que la semana pasada sobre la posibilidad de tener un acuerdo total" en la reunión de Bruselas. También se mostró escéptico el canciller austriaco, Werner Faymann, quien aventuró que la cumbre que empieza hoy en Bruselas "no alcanzará el objetivo de crear un cortafuegos completo para la zona euro para los próximos tres o cinco años".

En París, preocupa especialmente las exigencias maximalistas de Berlín. Fuentes próximas al presidente Nicolas Sarkozy aseguran que ha manifestado en privado que "Europa no ha salido de la crisis" y que "el riesgo de explosión se mantiene en tanto que las decisiones adoptadas con Ángela Merkel no sean efectivas".

Merkel, Sarkozy, Van Rompuy, Barroso y Juncker, se reunirán antes de la cumbre con el presidente del BCE, Mario Draghi, para valorar la efectividad e impacto de las medias propuestas. Draghi insinuó la semana pasada en el Parlamento, de que si la UE adoptaba las medidas de rigor fiscal exigidas "otros elementos podrían venir pero que la secuencia es importante". El mensaje fue bien claro: el BCE podría comprar más deuda pública y tranquilizar a los mercados si hay un compromiso de disciplina fiscal. Los mercados cayeron ayer tras tres días de euforia ante el temor de que la cumbre no logre sus objetivos y por el pesimismo expresado por un miembro del Gobierno alemán.

Van Rompuy, Barroso y Juncker exigen también importantes reformas en el mecanismo de rescate permanente, para que este pueda aumentar su capacidad muy encima del límite de 500.000 millones, recapitalizar directamente a los bancos y tenga estatus de entidad financiera para que pueda recibir financiación del BCE.

Fuentes comunitarias consideran "una vergüenza" que la UE haya ido a pedir dinero a países como China que son muchísimos más pobres que los más pobres de la Unión.

El primer ministro francés, François Fillon, ayer en un congreso del Partido Popular Europeo.
El primer ministro francés, François Fillon, ayer en un congreso del Partido Popular Europeo.JEAN-PAUL PELISSIER (AFP)

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