"Hemos hecho Europa, ahora toca hacer a los europeos"
Raniero Baglione es conservador y restaurador de bienes culturales. Nació en Asís (Italia) hace 56 años y vive en Sevilla desde 1990. Conoce bien el continente y su arte, y es un máximo defensor de la UE, aunque cree que se ha hecho primero la unión económica y queda pendiente la verdadera integración social. "Hemos hecho Europa, ahora nos toca hacer a los europeos", dice parafraseando a Massimo D'Azeglio, el político seguidor de Garibaldi que apoyó la unificación italiana, y quien afirmó lo mismo de su país y sus compatriotas en 1860.
Este italiano andaluz ha estado vinculado siempre al arte y no solo por haber nacido en Italia y vivir en España, dos de los países europeos con mayor número de bienes declarados Patrimonio de la Humanidad. Su abuelo y bisabuelo trabajaron en la basílica de San Francisco de Asís como constructores y él decidió estudiar en el Istituto Centrale per il Restauro, tras lo que creó una empresa dedicada a la restauración con otros socios. Pero se cansó de la corrupción, de "tener que pagar para trabajar" y emigró a Andorra. En 1990 recaló en Sevilla y empezó a trabajar en el entonces incipiente Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.
"Estamos al borde de un gran cambio y sobreviviremos si trabajamos juntos"
Casado con una española y padre de un hijo de doble nacionalidad, Raniero afirma haber visto un cambio "espectacular" en este país, aunque lamenta que se haya perdido "el entusiasmo colectivo" que percibió en la última década del pasado siglo. "Ahora, España se parece más a la Italia que dejé", resume.
Sobre la situación actual, el restaurador advierte que cada país va a lo suyo y no le importa lo que le pase al otro hasta que le afecta. "El problema de España, al resto de Europa le importa poco", lamenta. Y ante las circunstancias que vive su país natal, se resigna y explica que "el italiano ha sido engañado y se ha dejado engañar" por Silvio Berlusconi.
No se siente satisfecho con la llegada de tecnócratas -como el excomisario Mario Monti- al poder en Italia, ni con la "dictadura económica" que ejercen en su opinión los mercados, ni con el hecho de que dos países manden sobre el resto, en referencia a Alemania y Francia. Pero cree que hay salida. "Estamos al borde de un gran cambio y se puede sobrevivir si trabajamos juntos", asegura.
Cree que Europa es posible si supera el problema económico y, como decía su compatriota D'Azeglio, crea a los europeos y se desarrolla "una conciencia colectiva". Y no considera que "poner de acuerdo a muchas culturas" sea una dificultad añadida. Por el contrario, afirma que la "diversidad" debe ser la esencia del continente.
Alguna vez ha imaginado un gran país llamado Europa y admite que en algún momento esa idea le entusiasmó. "Pero no concibo esa unión con países de primera y de segunda, sino con una población vinculada a un objetivo común, con una sociedad donde a los más pequeños se les enseñe a ser europeos, más allá del aprendizaje de uno o dos idiomas".
Afirma que la obra de arte que se le viene a la cabeza cuando le preguntan por Europa es La libertad guiando al pueblo, de Eugène Delacroix. Solo que con una bandera distinta: la europea.
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