El Eurogrupo recurre a la ayuda del FMI para salvar la moneda única
Los ministros no logran dotar al fondo de rescate de los recursos planeados - La UE libera los 8.000 millones de Grecia pendidentes desde septiembre
Los ministros de Finanzas de los 17 países de la moneda única acordaron ayer recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI) para reforzar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), que debe sostener al euro. El FEEF no resulta suficiente para ese objetivo y su credibilidad está tocada, por lo que acudirá ya en diciembre a los mercados a corto para conseguir capital. Anoche, nadie se atrevía a evaluar cuál será la capacidad última de fuego del FEEF, que hace un mes los líderes europeos habían fijado en un billón de euros. "Probablemente será menos de un billón de euros", apuntó Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo.
Que la crisis corre más deprisa que quienes han de atajarla quedó en evidencia cuando los ministros del Eurogrupo se reunieron en Bruselas bajo el impacto de los tipos de interés récord pagados para financiar su deuda por Italia, la tercera economía de la eurozona. La tasa rozó el 8% entre demandas de la Comisión Europea a Roma de mayor austeridad.
La Comisión presiona a Italia para que impulse las reformas
Los males del club se veían agravados por la perspectiva de un FEEF incapacitado para responder a las potenciales exigencias de países en dificultades. Para compensarlo, los ministros acordaron que el FEEF recurra al FMI. "Hemos acordado examinar rápidamente un aumento de los recursos del FMI mediante préstamos bilaterales" de los propios socios comunitarios, explico Juncker en conferencia de prensa. Con esas contribuciones y el blindaje institucional de calidad del FMI, esas aportaciones volverán multiplicadas sobre el FEEF. Los ministros tomaron la iniciativa en vista de que la contribución de terceros países no termina de materializarse.
El objetivo de ese billón simbólico para el Fondo era garantizar un cortafuegos para evitar el contagio que pudieran crear países tensionados como Italia y España. Klaus Regling, el responsable del FEEF justificó la no fijación de una cifra en el hecho de que "todo es impredecible, las condiciones del mercado cambian sobre la marcha". Es decir, que la incertidumbre va a seguir en la zona euro.
España intentó calmar ánimos al manifestar la vicepresidenta Elena Salgado que la deuda española no será avalada por el fondo: "Todos lo países tenemos que tratar de salir adelante por nuestros propios medios y en el caso de España nos estamos financiando por nuestros propios medios y razonablemente bien dadas las circunstancias".
El ministro holandés, Jan Kees de Jager, apuntó a una mayor implicación del FMI, aunque enfatizó: "No es cuestión de dinero. Se trata de aplicar las reformas económicas, la austeridad y la gobernanza necesarias para que no nos volvamos a ver en la misma situación en el futuro". Y ahí entran las medidas fuertes, mediante la reforma del Tratado de Lisboa, que los jefes de Estado y de Gobierno debatirán en el Consejo del próximo día 9.
En el frente italiano de la crisis, Mario Monti, en su calidad de responsable del Tesoro, además de primer ministro, dio explicaciones a sus colegas comunitarios de cómo piensa estabilizar el país. Los reunidos tenían sobre la mesa un informe de la Comisión que le reclama más rapidez y más profundidad en la adopción de medidas para controlar el déficit y una deuda del 120%.
Tras las discusiones a puerta cerrada Juncker y Olli Rehn, el vicepresidente de la Comisión, se dijeron confiados en que Monti e Italia harán todo lo necesario para conseguir el equilibrio presupuestario en 2013, tal y como Roma pactó con la Comisión.
La mayor satisfacción que ayer se dieron los ministros fue aprobar la liberación pendiente de 8.000 millones de euros para Grecia, supeditada solo a la ratificación del FMI, que se producirá a primeros de diciembre. Atenas recibirá el dinero hacia mediados de mes.
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