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El Banco de Inglaterra empeora sus previsiones por la crisis de deuda

El crecimiento se rebaja al 1% mientras la tasa de paro escala al 8,3%

El gobernador del Banco de Inglaterra, Mervyn King, pintó ayer un oscuro panorama para la economía británica y redujo a la mitad las expectativas de crecimiento, que se sitúan ahora en torno al 1% tanto este año -para el que el banco había pronosticado una tasa del 2,25% en el informe de agosto pasado- como el próximo. King pronosticó también que la inflación, que en agosto cayó al 5%, todavía más del doble del objetivo que se ha impuesto el banco emisor, se situará por debajo del 2% hacia finales de 2013.

En la rueda de prensa posterior a la presentación del informe trimestral de inflación, King apoyó la posición del Banco Central Europeo de resistir las crecientes presiones para que intervenga con una gigantesca compra directa de deuda italiana -y eventualmente española- y aliviar así el encarecimiento de la deuda de los países de la zona euro. A su juicio, la función del BCE como prestamista de última instancia "está a 1.000 millas de que el BCE compre deuda soberana de los Estados, que es utilizada y vista como un mecanismo para financiar los actuales déficits por cuenta corriente de esos países". "Sería un mecanismo de transferencia desde los países con superávit a los países con déficit. Y por eso el BCE entiende, y creo que con total justificación, que no es tarea de un banco central hacer lo que un Gobierno puede hacer perfectamente", explicó King.

El mercado espera una nueva ronda de compra de activos para dar liquidez
El gobernador dice que el BCE no está para comprar gran cantidad de deuda

El efecto combinado de los dos pronósticos del gobernador sobre la situación en Gran Bretaña han convencido a la City de que el Banco de Inglaterra lanzará una tercera ronda de ajuste cuantitativo -quantitative easing o inyección de capital en el mercado a través de la compra de activos- y que esta podría empezar incluso en diciembre y no en febrero, fecha en la que está previsto que finalice la segunda ronda de ajuste cuantitativo de 75.000 millones de libras (88.000 millones de euros) actualmente en marcha.

Al acabar esa ronda, el Banco de Inglaterra habrá inyectado 275.000 millones de libras (322.00 millones de euros) desde que empezaron estas inyecciones en marzo de 2009 debido a que con los tipos de interés por los suelos, la capacidad de la política monetaria de alentar el crecimiento abaratando el dinero apenas tiene margen de maniobra. Algunos expertos sostienen que la capacidad del Banco de Inglaterra de recurrir al quantitative easing explica en parte la comodidad con la que el Tesoro británico está afrontando la crisis de la deuda soberana a pesar de que la deuda pública británica es comparativamente superior a la de casi todos los países de la zona euro. Y explican a su vez la crisis en algunos de esos países al hecho de que la pertenencia al euro les impide apelar a ese recurso, que al Bando Central Europeo no le está permitido aplicar.

Pero esa tranquilidad no significa que la economía británica esté al pairo de los vaivenes del euro. Al contrario. El gobernador King subrayó que, desde el informe anterior en agosto "las preocupaciones acerca de la sostenibilidad del euro se han intensificado y continúan afectando al comportamiento del mercado, el precio de los activos y los rendimientos de los bonos. La preocupación por la financiación de la deuda soberana y los bancos son síntomas de esos problemas subyacentes. El viaje hacia una economía mundial más equilibrada será largo y arduo", sintetizó.

Como consecuencia de todo ello, las perspectivas de la economía mundial han empeorado "y eso es también cierto en el caso de Reino Unido, donde la actividad será en general plana hasta mediados del año que viene", admitió King. "Vamos a seguir afrontando un entorno de dificultades económicas", subrayó.

El impacto inmediato de ese empeoramiento de las perspectivas económicas es el citado recorte de las previsiones de crecimiento en Reino Unido. Las previsiones difundidas la semana pasada eran aún más pesimistas para la economía británica, con tasas del 0,7% este año, del 0,6% el siguiente y del 1,5% en 2013. Y algunos analistas de la City creen que los pronósticos del Banco de Inglaterra son demasiado optimistas. "Esperamos un crecimiento cero para el año que viene", declaró al Financial Times Vicky Redwood, economista jefe de la filial británica de Capital Economics.

Los malos augurios del Banco de Inglaterra han llegado tras conocerse la negativa evolución de las cifras del paro. El número de parados creció en 129.000 personas en el tercer trimestre, elevando la tasa de paro al 8,3%, la más alta desde 1996. El número de jóvenes sin empleo ha superado ya la cifra simbólica del millón de parados.

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