El rechazo del presupuesto frena el ERE de Los Barrios

Los grupos de la oposición (PSOE, PP y PIBA 2000) paralizaron ayer la gestión del gobierno andalucista en el Ayuntamiento de Los Barrios (Cádiz). Los tres partidos en bloque rechazaron el proyecto de presupuestos que el gobierno del andalucista, Jorge Romero, llevó a pleno para su aprobación, lo que de momento deja al regidor sin posibilidades de hacer frente a los pagos que debería si la Dirección General de Trabajo aprueba el Expediente de Regulación de Empleo (ERE) presentado por el Ayuntamiento y que afecta a 178 empleados públicos.

También quedó en suspenso el plan de saneamiento financiero diseñado por el gobierno municipal para los años 2012 a 2015.

La propuesta de presupuestos de 2011 (aún pendiente de aprobación) y de 2012, además de la reorganización del personal municipal, contaron solo con los votos del Partido Andalucista. Durante la votación de los presupuestos de 2012, el alcalde planteó incluso que tanto David Gil, portavoz del PP, como Miguel Domínguez Conejo, portavoz del PIBA 2000, se abstuviesen de votar ante la posibilidad de que pudiesen incurrir en un presunto delito de prevaricación, ya que, según explicó el regidor "ambos cuentan con familiares afectados por el ERE" que plantea el gobierno municipal. Finalmente, los dos políticos de la oposición permanecieron en el salón y junto al resto de concejales de sus grupos votaron en contra de la propuesta.

Tampoco se aprobó el plan diseñado por el gobierno para sanear sus arcas

Antes de que se iniciase la sesión, unos 200 delegados sindicales de la Federación de Servicios Públicos de CC OO, UGT y CSIF se concentraron a las puertas del consistorio para mostrar su rechazo al ERE y apoyar así a los trabajadores afectados. "El ERE o cualquier otra medida de extinción de contratos no es una solución a esta situación", afirmó el sindicato CSIF a través de un comunicado.

Los sindicalistas intentaron entrar en el Ayuntamiento y se vivieron momentos de tensión ante la amplia presencia policial. Al final, una treintena de trabajadores lograron acceder al el salón de plenos, donde permanecieron en silencio durante toda la sesión con una pancarta en la que se podía leer: "Ni ERE, ni despido. ¡Trabajo sí!".