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Reportaje:24 HORAS EN... LIUBLIANA

Donde los puentes son plazas

El arquitecto Joze Plecnik convirtió Liubliana en una ciudad a la medida de los ciudadanos. De la sala de lecturas de la Biblioteca Nacional a las galerías de arte. Y una noche loca en Metelkova

Use Lahoz

Hay ciudades en las que la intervención de un arquitecto lo dice todo y dota de sentido su día a día. Liubliana le debe mucho a Joze Plecnik (1872-1957). Estamos ante un caso histórico, ejemplo de urbanismo utilitario y moderno. Este gran arquitecto esloveno trabajó en Viena -donde fue pupilo de Otto Wagner-, Belgrado y Praga, pero a partir de 1921 se instaló en su Liubliana natal. Rigurosamente austero, religioso y muy laborioso, hasta su muerte no dejó de dispensar a su ciudad su talento con intención de transformarla y dotarla de esencia. Gracias a él, Liubliana empatiza con sus habitantes y se distingue por su alto valor artístico y funcional.

9.00 Frutas con chispa

Más información
Pequeña y coqueta Liubliana

Plecnik tuvo claro que el centro de la ciudad era el lugar de mayor interrelación y todo lo planificó en función de la gente. Con espíritu helenista, dispuso una parte del mercado central (1) cubierta, a la orilla del río Ljubljanica, en un largo edificio con predominio de columnas (muy parecido a la estoa griega; atención al bistró Ribca, en el piso de abajo, ¡qué buen pescado!), y la otra al aire libre detrás de la catedral de San Nicolás (2) (1701-1706, de Andrea Pozzo). Se trata de un mercado colorista y animado; desde primera hora vale la pena visitarlo: frutas, verduras y productos autóctonos mezclan bien con la simpatía de los dependientes. A dos pasos se encuentran los famosos tres puentes (3), por supuesto de Plecnik, punto de referencia de la ciudad. ¡Qué gran acierto que todo el centro sea peatonal! Aquí Liubliana adquiere matices de ciudad coral. Los puentes ejercen de plaza y punto de encuentro: hay bancos, conversaciones, citas y, por supuesto, bicicletas, el transporte dominante. En los márgenes del río asoman cafés con sugerentes terrazas como la del Macek (4) (Krojaska ulica, 5; www.sobe-macek.si), ideal para un zumo o un spritz de los que dan alegría.

12.00 ¿Llegaremos al castillo?

Desde aquí, la mejor manera de llegar al castillo (5) de Liubliana es tomar Mestni Trg (6). Tiene su peligro: se distraerá con facilidad y a lo mejor no llega a su destino. Es una calle comercial y vitalista. Ojo al número 17: la fachada está adornada con un busto de Gustav Mahler, quien dirigió la Filarmónica de Liubliana en 1881 y 1882.

Si la razón de su vida es la porcelana, entre inmediatamente en Porcelain Catbriyur y será muy feliz (www.catbriyur.com). Aun así, debe saber que en el 7 espera el fascinante universo de Honey House, tienda dedicada a la miel en la que vale la pena probar el Nedeni Liker (licor potente) y las mieles de vainilla (insuperable), coco, naranja (¡sublime!) y arándanos... Pero si su pasión es el chocolate, haga acto de presencia en Benedict (www.benedict.si), donde el chocolate puede saber a jengibre, piña, melón o mango. En la misma acera, con los ojos cerrados y por el buen olor que desprende, puede llegar a Cajna Hisa, en el número 3, donde encontrará los más variados tés. Si para entonces todavía tiene ganas de subir al castillo, es fácil: siga recto y cuesta arriba, no tiene pérdida, le esperan buenas vistas. Y escriba un mensaje cuando llegue, que yo le espero con un bloody mary en el café Romeo (7) (Stari Trg, 6).

14.00 Locos por la sala de lectura

Una vez abierto el apetito, basta fiarse del instinto. Desde el puente de los Zapateros (8) (Cobbler's Bridge), las posibilidades se extienden y hay tanto para elegir que no será fácil: si usted es de tiro fijo y tiene buen saque, saldrá contento del clásico de comida eslovena Zlata Ribica (9) (Cankarjevo nabrezje, 7; www.zlataribica.si), y si es de ensalada y agua sin gas en terraza, siéntese en la más maravillosa, la del Zlata Ladjica (10) (en Jurcicev tr, 1; www.zlataladjica.si). En cualquier caso, no tenga prisa, a buen seguro algo le retendrá en el puente, el más concurrido. Músicos, pintores, grupos de vecinos, manifestantes... Si resucitara, Plecnik sería feliz. Lo concibió como una plaza y así ha sido. Cerca de aquí es imprescindible la visita a uno de los emblemáticos edificios de Plecnik: la deslumbrante Biblioteca Nacional (11) (Turja¨ka ulica, 1). Construida entre 1935 y 1940. Emblema universitario, no tanto por la fachada, sino por lo que esconde en el interior. No pase por alto la visita a la antigua sala de lectura. Es tan fuerte su atracción que querrá matricularse a cualquier precio para estudiar lo que sea. También la terraza del Bi-ko-fe (12) (Zidovska steza, 3; www.bikofe.com) tiene un imán, en este caso para modernos intelectuales. En la misma calle puede distraerse en Behemot (13) (www.behemot.si), una librería en inglés.

16.00 Desde muy arriba

Usted puede buscar lugares perfectos para tomar café por toda la ciudad que no hallará ninguno como el Neboticnik (14) (Slovenska cesta, 37; www.neboticnik.si). Se encuentra en el último piso del rascacielos de Vladimir Subic, uno de los edificios más altos de la ciudad. Respecto al castillo, tiene ventajas: se sube en ascensor y está más elevado. Desde allí se recomienda llegar hasta el Museo de Arte Moderno (15) (Cankarjeva cesta, 15; www.mg-lj.si) y deleitarse con sus colecciones de artistas contemporáneos, eslovenos e internacionales. Y ya que está aquí, no está nada mal internarse hasta el Tivoli (16), el parque más simbólico de la ciudad.

18.00 Planos y archivos

Da la impresión de que en Liubliana hay tantos artistas como galerías de arte. Hay devoción por el arte. Cantidad de centros culturales emergentes, como Kino Siska (www.kinosiska.si), quizá el más arriesgado, y de museos. La galería Exarte (17) (Zidovska, 5; www.exarte.si) o la Hest (Zidovska, 8; www.galerijahest-sp.si) son dos referencias. Una forma de apurar la tarde con cortesía es visitar la Casa de Plecnik (18) (Karunova, 4-6; www.aml.si). Al rastrear su vivienda se entiende su carácter retraído y tan laborioso. Su estudio mantiene todas sus herramientas intactas y se conservan archivos, planos, esculturas, libros...

20.00 De diez en diez

Ya es hora de pensar en la cena. Y a ser posible, sin lío. Así que si a usted le fascinan las pizzas, debe ir a Trta (19) (Grudnovo nabrezje, 21; www.trta.si). Pero si lo que le atrae es la comida balcánica, vaya directamente a Harambasa (20) (Vrtna, 8; www.harambasa.si), siéntese, espere la carta y pida cevapcici (pronunciado "chevapchichi", el de 10 unidades, que nunca sobra, por supuesto con cebolla y kajmak), y relájese... y disfrute... Desde cualquiera de los dos restaurantes tiene a tiro de piedra el Sax Pub (21) (Eipprova, 7), ideal para una copa, uno de los bares más simpáticos donde el jazz es el protagonista. Por la noche, el centro le espera reanimado y con distintas opciones para plantearse una buena fiesta. Sin miedo, apunte este nombre: Metelkova (22) (www.metelkovameto.org). Es un centro independiente lleno de bares y propuestas artísticas, clubes, conciertos y gente de todo tipo en el que no hay leyes ni edades.

Da izquierda a derecha, tres imágenes de Liubliana: una callejuela peatonal en el centro de la capital eslovena, interior del café Romeo y una de las salas de la Galería Nacional.
Da izquierda a derecha, tres imágenes de Liubliana: una callejuela peatonal en el centro de la capital eslovena, interior del café Romeo y una de las salas de la Galería Nacional.AGE

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Sobre la firma

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Es autor de las novelas 'Los Baldrich', 'La estación perdida', 'Los buenos amigos' o 'Jauja' y del libro de viajes 'París'. Su obra narrativa ha obtenido varios premios. Es profesor en la Universidad Sciences Po de París. Como periodista fue Premio Pica d´Estat 2011. Colabora en El Ojo Crítico de RNE y en EL PAÍS. 'Verso suelto' es su última novela

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