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Los dueños del edificio caído en Ourense evitaron declararlo en ruina

Los expertos desescombraron durante diez horas hasta encontrar al fallecido

Fueron necesarias 10 horas de un minucioso trabajo de desescombro para que los servicios de emergencia pudiesen llegar al lugar donde estaba atrapado el cuerpo de José Aguilar. Era el único habitante de un edificio de tres plantas situado en la calle Villa Valencia -a pocos metros de la plaza de abastos de As Burgas-, que se venía abajo casi por completo a las seis y veinticinco de la mañana. "La casa se veía deteriorada, pero no como para que se desplomase de repente" comentaba la vecina que dio el primer aviso a la Policía Local.

Aguilar vivía en el bajo, lo que dificultó enormemente los trabajos de rescate. Una unidad canina de la Guardia Civil determinó poco antes de las nueve de la mañana que bajo los escombros había una persona. Tras una primera inspección, expertos de una empresa especializada en derribos acordaron junto con técnicos municipales de urbanismo que se debía destruir la parte del inmueble que aún se mantenía de en pie, para llegar al cuerpo del fallecido de forma segura.

La víctima, de 94 años y sin familia, vivía solo y no podía moverse
Su cuidadora, y dueña del piso, no llegó a tiempo para darle el desayuno

Una grúa pluma, dos palas de grandes dimensiones y varios camiones trabajaron durante horas para retirar la parte de la construcción -de los años cuarenta- que se mantenía en pie sin que los escombros cayesen sobre la zona marcada por el perro de la Guardia Civil. Al mismo tiempo, se abría una vía de acceso a la parte trasera del solar a través de uno de los edificios colindantes que fue desalojado por precaución. La tarea más complicada comenzaba entonces.

Decenas de bomberos y operarios de la empresa desescombraron manualmente la zona más próxima al cuerpo, utilizando cubos para transportar restos de vigas, tabiques y otros materiales de obra. A las 17,20 horas, los servicios de emergencia descubrían el cuerpo que permanecía atrapado en la cama. Fue necesaria otra hora para quitar los escombros que aún cubrían a José. Doce horas después de que todo se viniese abajo, el cuerpo era introducido en una furgoneta del servicio judicial tras ser examinado por el médico forense.

El fallecido, conocido en el barrio como Pepe o catalán, tenía 94 años. Prácticamente no se movía, vivía solo y no tenía familia directa. Su mujer murió hace años y no tenían hijos. El resto de su familia reside en Cataluña, de donde era originario. Entre sus allegados estaba su cuidadora, Susana Nóvoa, que reside en la misma calle y que estaba visiblemente afectada. "Si llega a pasar a las ocho de la mañana, me pilla dentro porque a darle el desayuno". Nóvoa, que además es la propietaria del piso en el que residía el muerto, había estado hasta las 12 de la noche del miércoles en la casa y no notó nada extraño. Pero el edificio no estaba bien. Pesaba sobre él un expediente de disciplina urbanística. Un técnico municipal lo inspeccionó y en una apreciación externa no apreció ruina inminente.

La cuidadora y propietaria del bajo había alertado al Ayuntamiento de las deficiencias. Como consecuencia, el servicio de urbanismo requirió a los propietarios que cumpliesen con su obligación de conservación como establece la Ley de Ordenación Urbanística de Galicia. Debían remitir un un informe técnico evaluando el estado del inmueble.

"Cuando llegó el técnico municipal se encontró un edificio como el colindante, que sigue en pie, y no se puede declarar en ruina inminente, porque tendríamos que hacerlo con otros 200 edificios de la ciudad" aseveró Áurea Soto, la edil de Urbanismo. Algunos propietarios no respondieron a las notificaciones enviadas por el ayuntamiento. Existen dos escritos de uno de los propietarios afirmando que estaba intentando poner de acuerdo al resto de la comunidad que no mostraba interés en la declaración de ruina.

El tejado también filtraba agua en grandes cantidades. No existen denuncias alertando de desprendimientos hacia la calle, pero en la fachada del inmueble se podía observar ayer una red de grandes dimensiones colocada para evitar la caída de cascotes.

"Evidentemente, sí que tenía implícita una ruina, por lo que evaluaremos ahora las causas" aseguró la concejala de Urbanismo. El alcalde de Ourense, Francisco Rodríguez, afirmaba tras ser recuperado el cuerpo que a partir de hoy se investigarán posibles responsabilidades.

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