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Reportaje:

Con el humor no se juega

Les Luthiers presenta su parodia 'Los premios Mastropiero' en Sevilla y Granada

Margot Molina

"Con las cosas de comer no se juega". El dicho le viene como anillo al dedo al quinteto argentino Les Luthiers, que fuera del escenario pretende mantener la seriedad. "Tenemos como un pudor profesional en el ejercicio del humor. Es algo así como la trompada prohibida del boxeador profesional. No nos podemos pasar la vida haciendo chistes", aseguraba ayer en Sevilla Carlos López Puccio, uno de los miembros del grupo, poco antes de dirigirse al Palacio de Congresos Fibes para la última prueba de sonido.

Les Luthiers, con 44 años de risas a sus espaldas más otros dos de gestación en los coros universitarios de Buenos Aires, presentó anoche en Fibes Los premios Mastropiero, una parodia de los galardones de cine, teatro o televisión. El espectáculo, que ya ha pasado por Roquetas de Mar (Almería), podrá verse en Sevilla hasta el 22 y se representará en Granada del 26 al 30 de octubre.

"Se trata de evitar la actualidad, no la realidad de la vida", afirma Rabinovich

Aunque dos de sus miembros están a las puertas de los 70 años, Marcos Mundstock y Carlos Núñez Cortés son de 1942, la gran máquina de fabricar carcajadas avanza imparable, con la agenda casi al completo para los próximos tres años. Después de Los premios Mastropiero, el quinteto ha estrenado dos espectáculos: Lutherapia y Chist!, con los que también saldrá de gira internacional.

"No hablamos de retirarnos, aunque será una realidad que tendrá que llegar. Muy al contrario, para los cinco actuar es como una terapia. Con Lutherapia, con el que iniciaremos gira en marzo del año próximo, disfruta el público y disfrutamos nosotros. Durante dos horas nadie piensa en las cosas horribles de la vida", explica Daniel Rabinovich, guitarrista, cantante, percusionista y notario. Aunque esta última es la actividad que menos ha cultivado. "En realidad, yo quería ser abogado penalista, como mi padre y mi hermano, pero ellos se llevaron todos los presos y yo tuve que ser notario. Ejercí solo dos o tres años, cuando era chico, pero de aquello me ha quedado una mentalidad jurídica bastante ordenada y una esposa abogada", explica Rabinovich, de 67 años.

El quinteto, del que también forma parte el compositor y guitarrista Jorge Maronna, ha ido construyendo lo que ellos llaman un "argentino universal" que consiste en limpiar de localismos las letras de sus canciones y los textos de sus espectáculos, pero conservar su acento tan característico. "Durante los setenta, después de actuar en Uruguay, Venezuela y México y darnos cuenta de las grandes diferencias que tiene el español, empezamos a ser menos locales o nada locales", dice López Puccio.

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"Siempre hemos tratado de hacer un humor atemporal, sin contacto con la realidad y, además, expresado en español. Se trata de evitar la actualidad, las bromas sobre los políticos, no la realidad de la vida", afirma Daniel Rabinovich.

"Las palabras cambian de sentido según en qué país estés. Podemos hacer una traducción, pero al humor le hace falta que la comprensión sea instantánea; de lo contrario el chiste pierde eficacia", aclara López Puccio.

El secreto de la longevidad de Les Luthiers como grupo radica fuera de él. "Hemos pasado por épocas muy polémicas, con grandes enemistades entre nosotros; pero hace unos 15 años que el grupo aprendió a convivir mejor. Nos hemos dado cuenta de que para que Les Luthiers funcione le tiene que ir bien a cada uno de sus miembros y, por eso, fomentamos los proyectos individuales", explica Rabinovich, cuyo proyecto es el cine. "Actuar para una película es un ejercicio de memoria mucho más suave que un espectáculo de Les Luthiers, en el que siempre estoy acelerando a fondo", aclara el notario reciclado.

La alternativa de López Puccio es la dirección orquestal y está al frente del Estudio Coral de Buenos Aires y del Coro Polifónico Nacional; mientras que Núñez Cortés es concertista de piano y también compone para obras de teatro, y Mundstock es creativo publicitario. Parece que para todo lo que hacen estos luthiers tan particulares necesitan el aplauso del público.

Daniel Rabinovich, a la izquierda, y Carlos López Puccio, ayer en Sevilla.
Daniel Rabinovich, a la izquierda, y Carlos López Puccio, ayer en Sevilla.GARCÍA CORDERO

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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