Murray, grande sin 'grandes'
El británico tumba a Ferrer, logra su tercer título seguido y arrebata el número tres a Federer tras ganar 25 de sus últimos 26 partidos
"Me duele porque no tengo ningún masters 1.000. He jugado tres finales, cinco semifinales y... ¡caramba!", se lamenta David Ferrer tras inclinarse por 5-7 y 4-6 ante el británico Andy Murray en la final del torneo de Shanghái. "Pero también", continúa pensativo el número cinco mundial, "es verdad que he perdido esas finales con el señor Rafael Nadal [dos] y con Murray y que seguiré intentándolo".
Cuando sitúa en la misma lista a Nadal y Murray, Ferrer se suma al debate que intenta descifrar cuánto pesa y cuánto vale el escocés en el tenis del siglo XXI. Desde que el circuito dio por cerrada la gira de hierba y, tras el torneo de Montreal, se adentró en la de cemento, Murray suma 25 victorias en 26 encuentros, con el único lunar de su derrota ante el mallorquín en las semifinales del Abierto de Estados Unidos. Ha ganado, en consecuencia, las citas de Cincinnati (ante el serbio Novak Djokovic, que se retiró), Bangkok (frente al estadounidense Donald Young), Tokio (Nadal, que encajó un 8-0) y Shanghái (Ferrer), con lo que consiguió doblegar a varios de los cinco mejores tenistas del planeta para alzar sus títulos. Si Djokovic hizo suya la temporada hasta el Abierto de Estados Unidos, Murray le está poniendo su sello al resto: lleva 15 victorias consecutivas, lo que le ha valido para arrebatar el número tres mundial al suizo Roger Federer, desplazado del podio por primera vez desde 2003 y por un tenista de 24 años que no ha ganado nunca un grande.
"He sido capaz de vencer pese a sentir que podía jugar mejor"
Todavía sin una victoria en el Grand Slam, asaltará ahora la Copa de Maestros
¿Necesita Murray, semifinalista como poco en los cuatro grandes de 2011, un triunfo en las citas del Grand Slam para mirar a los ojos a Djokovic, Nadal y Federer? ¿Puede metérsele en el mismo saco que a los otros tres, que suman 30 títulos del Grand Slam? ¿Qué significa que sea capaz de vencer a Djokovic, Nadal y Federer habitualmente para luego inclinarse con frecuencia ante ellos en los grandes?
"Miren", explicó tras caer ante el español en Nueva York, su tercera derrota seguida en las semifinales de un torneo del Grand Slam frente a él, "si quieren juzgar la carrera de un tenista basándose únicamente en los grandes, yo tengo una carrera terrible. No siento que sea así. He hecho otras cosas bien".
Frente a los otros cuatro mejores, Murray ha perdido nueve partidos en los cuatro torneos más importantes y ha ganado dos, el 18%. En el resto de las competiciones la cosa está mucho más equilibrada: 15 derrotas y 16 victorias, un 48%.
"Estoy muy contento con mi capacidad para mantenerme concentrado", argumentó Murray sobre su racha asiática, con tres copas en otros tantos torneos; "cuantos más partidos ganas, menos presión sientes. Si quieres ganar todo el tiempo, tienes que perseguir cada pelota. He sido capaz de ganar un torneo de este tamaño pese a sentir durante toda la semana que podía jugar mejor".
Tras cada encuentro en China, Murray sometió su cuerpo a los rigores de los baños en hielo. En cada pretemporada, bajo el inclemente sol de Miami, corrió buscando la resistencia de los atletas, pulmones infinitos, piernas incansables. En cada parón competitivo intentó identificar sus debilidades, estudiar cómo lograr una mejora y, tras descubrir, por ejemplo, que era intolerante a la gliadina, una glucoproteína presente en el trigo, o que su derecha paralela desmerecía frente a la de los mejores, actuó en consecuencia.
Murray trabaja siempre en la dirección correcta. Nadie en el vestuario duda de su genio táctico. Las competiciones de largo aliento, sin embargo, siguen siendo para él un Himalaya. En los grandes, le puede el físico (el agotamiento de los partidos a cinco sets) o la cabeza (la presión de ser el encargado de ganar el primer torneo del Grand Slam para Reino Unido desde 1936). Solo él sabe qué explica por qué aún no ha conquistado ningún gran trofeo pese a jugar tres finales. No sus rivales. "Es demasiado bueno para no ganar nunca uno de los títulos grandes", opina Nadal.
El impulso logrado en Asia debería llevar a Murray a luchar por lo más parecido que hay a un grande sin llevar el marchamo del Grand Slam, la Copa de Maestros. Las ocho mejores raquetas se reunirán en noviembre. Un escenario a la medida de Murray: contará con el apoyo del público londinense y el oasis de los encuentros a tres mangas.
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