La sequía pone en situación crítica a 50.000 explotaciones agrarias
La Administración descarta el peligro de desabastecimiento de agua
Los propietarios de cerca de 50.000 explotaciones ganaderas -13.000 lácteas y el resto cárnicas- de Galicia no han hecho más que mirar al cielo en lo que va de otoño. Ahora que se anuncian las primeras aunque intermitentes lluvias, ya solo echan cuentas de las pérdidas económicas que ha traido consigo la sequía. Superan el 70%, según cálculos del sindicato Unións Agrarias.
El inusitado calor de este otoño no solo ha propiciado la oleada incendiaria que estos días arrasa zonas naturales protegidas de la provincia de Ourense. La falta de agua ha lastrado los negocios de los ganaderos. El responsable de desarrollo rural de Unións Agrarias, Jacobo Feijóo, advierte de las "graves pérdidas" que la sequía agronómica -escasez de humedad en la tierra- ha provocado en un sector "ya muy castigado con el precio de la leche".
Caballero advierte de que Vigo puede quedarse sin agua muy pronto
Los científicos temen el efecto de las lluvias en los montes que ardieron
Los productores agroganaderos gallegos miraban ya en realidad al cielo en septiembre y octubre alertados por las primeras consecuencias de una primavera sin lluvias. Ahí empezaron a detectar la escasa productividad de los cultivos de cereales y forraje que destinan a alimentación del ganado. La producción del forraje, sector en el que Galicia es la primera comunidad productora de España, "se ha malogrado ya", sentencia el secretario de agricultura y ganadería extensiva del mismo sindicato, José Ramón González, que describe la situación de los ganaderos como "muy crítica, muy acuciante; apenas queda comida para alimentar al ganado durante un mes". González sitúa en un 30% la pérdida de la producción de primavera. "El poco maíz que nació, nació mal", destaca, y advierte de que la cosecha de otoño "es prácticamente inexistente". En este caso, la pérdida es del 70%.
No es la única mala noticia para el sector, que este año debe hacer frente, además, a un recorte del 30% de las ayudas de la Administración a las explotaciones. La escasez de producción ha elevado los precios y los ganaderos no tienen liquidez para comprar alimento para el ganado que este año, dada su escasez y la demanda de los ganaderos franceses, se ha encarecido en un 30%. El círculo se cierra con los otros zarpazos de la crisis: "Los bancos no dan ya créditos", señalan los afectados que, si en primavera miraban al cielo, ahora ponen los ojos en la Xunta a la espera de préstamos y de una moratoria en el cobro de las letras.
Mientras los ganaderos padecen los efectos devastadores de la sequía agronómica sobre sus negocios, la Xunta anuncia que no existe sequía hidráulica -las centrales han turbinado menos- dado que los grandes embalses "tienen reserva para tres meses y los dependientes de ríos están estables". El presidente de Augas de Galicia, Francisco Menéndez, se refirió ayer a la hidráulica para asegurar que la situación "no es de emergencia" pese a la convocatoria de la comisión de seguimiento, "por prevención" y "para calmar la alarma y la expectación" generada por la ola de calor. El director general de Emerxencias, Santiago Villanueva, tildó la situación meteorológica de "anómala" y destacó la necesidad de planificar "actuaciones" que permitan "paliar la situación en caso de que persista la sequía.
Pero, contrariamente a la tranquilidad del Gobierno gallego, con la amenaza del calor aún para los próximos días -Meteogalicia anuncia lluvias débiles e intermitentes para la próxima semana- algunos regidores comienzan a temerse lo peor.
El alcalde de Vigo, Abel Caballero, clamó ayer contra los gobernantes "que están en sus despachos" y reivindicó como "imprescindible" y "urgente" el trasvase de agua desde la confluencia de los ríos Verdugo y Oitavén para abastecer a la ciudad. "Si no se hace ya y no llueve, nos quedaremos sin agua", alertó.
Caballero anunció ya que pedirá una entrevista con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, para reiterarle esta petición tras la negativa del Gobierno gallego a ejecutarla pese a que "se mostró una previsión meteorológica adversa hasta febrero". La infraestructura, que lleva demandando desde hace cuatro meses, "solo cuesta cinco millones de euros", puntualiza el regidor socialista. Caballero asegura que la presa de Eiras está al 44,3% de su capacidad. Esto es, "entrando en una zona peligrosísima" ya que el nivel de agua "baja un punto cada día". Después precisó que la situación es peor aún en el embalse de Zamáns.
Al margen de que exista o no sequía hidráulica, la meteorológica y la agronómica son evidentes para todos los especialistas. No solo están haciendo estragos en la producción de forrajes, sino arrasando con los espacios naturales y protegidos, especialmente en la provincia de Ourense. El presidente de la Sociedade Galega de Historia Natural, Serafín González Prieto, expresa su sorpresa por que la Xunta no haya previsto la oleada incendiaria de este otoño considerando que se producen "invariablemente cuando hay ausencia de lluvias durante 15 o 20 días consecutivos". González advierte de que en estas condiciones, la labor de los incendiarios se dispara. "Ellos sí que saben que arde todo", precisa.
El presidente de la asociación naturalista alerta de que, con la primavera especialmente seca y la ola de calor otoñal que aún persiste, "los caudales de los ríos comienzan a descender como ha ocurrido con el Limia, que está ya tres veces por debajo de su caudal ecológico", poniendo en peligro la fauna acuática. La sequía ha sido de tal calibre que a estas alturas ya nadie piensa en la bendición de la lluvia. A los titulares de las explotaciones ganaderas no les servirá de nada este año y los ecologistas destacan que una pluviosidad continuada "sería lo peor que podría ocurrirle a los entornos de las zonas devastadas por el fuego".
La Sociedade Galega de Historia Natural señala que la sequía meteorológica y la consecuente agronómica son "tremendas" y, aunque reconoce que "no tiene porque haber sequía hidráulica", recomienda las restricciones o al menos el "consumo razonable" en ciudades e industrias. "El abastecimiento de agua para consumo humano está garantizado a costa de mermar el caudal circulante de los ríos", advierte el presidente de la sociedad naturalista.
Despliegue del Ejército en los fuegos de Ourense
La persistencia del calor aviva los incendios que a lo largo de este otoño se han cebado en zonas protegidas medioambientalmente de la provincia de Ourense. Ayer, un considerable despliegue de aviones, helicópteros y medios del Ejército acudieron a sofocar los fuegos que, un día más, no daban tregua. Más de 60 brigadas y docenas de medios aéreos, según datos de la Xunta. Además, fuentes de los servicios contraincendios aseguraron a este diario que participaron en la extinción dotaciones de la UME (Unidad Militar de Emergencias) dotadas con autobombas y vehículos todoterreno similares a los que la Consellería de Medio Rural mantiene estacionados en un solar por falta de personal que los maneje. La Xunta despidió a la mitad de la plantilla de brigadistas a partir de mediados de septiembre.
Pese al enorme despliegue de medios, las llamas asolaron cientos de hectáreas. Medio Rural reconoció ayer más de 100 hectáreas quemadas en uno de los incendios de Lobios, municipio ubicado en el Parque Natural del Xurés, zona catalogada como Reserva de la Biosfera.
Asimismo, el gabinete que preside Samuel Juárez informó de que la superficie quemada en uno de los incendios de Manzaneda fue también de 100 hectáreas. La Xunta dio por extinguido el fuego de Chandrexa de Queixa y otros dos registrados en Gondomar (Pontevedra). A primera hora de la noche quedaban controlados los de Vilar de Barrio y San Cristovo de Cea, en la provincia de Ourense. Medio Rural estima que ardieron en el segundo de estos 156 hectáreas. Junto a estos fuegos, se registraron otros -de los que la Xunta no ha informado- en el Cañón del Sil (ayuntamiento de Parada do Sil) y en Viana do Bolo, además de en Oímbra, en las puertas del Parque do Invernadoiro y en Lobeira.
Medio Rural ha comenzado a denegar -pospuestos hasta que comience a llover-los permisos de vacaciones de la mermada plantilla de brigadistas.
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