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Entrevista:ALMUERZO CON... CARMEN ARNAU MURO

"La estepa rusa es un entorno como el manchego"

"¡Que viene la ispanka!". Los chorses, un pueblo indígena de la taiga siberiana, conocen muy bien a Carmen Arnau Muro, una antropóloga especialista en culturas autóctonas de Siberia. Esta investigadora toledana (Polán, 1949) ha realizado 18 expediciones a lo largo de su carrera a la región rusa, donde confiesa sentirse como en casa. Hace cinco años quiso trasladar la estampa siberiana a los Montes de Toledo y abrió un museo de casas típicas de la zona en Las Ventas con Peña Aguilera, una localidad cercana al parque natural de Cabañeros. "La estepa rusa es un entorno como Castilla-La Mancha, de campos abiertos, grandes terrenos de cereales y pastizales, y de temperaturas extremas".

Experta en pueblos de Siberia, abrió un museo en Toledo tras 18 expediciones

El museo, rodeado de encinas y acechado por algún que otro zorro, ocupa un terreno de cuatro hectáreas. Arnau recibe a los visitantes las mañanas de los fines de semana con su sombrero de paja, zapatillas de tela y una bonita sonrisa. "Nunca fui una antropóloga de sillón", sentencia. Y la verdad, no para. En primavera, organiza un festival sobre estos pueblos; también imparte diversos talleres como el curso de iniciación al chamanismo siberiano, en el que es experta, y en un anexo de su casa de Polán tiene otro museo de carácter etnográfico. Su pasión por los indígenas se la debe a las historias que leía de pequeña en un libro, Cuentos siberianos. Fue la primera vez que sintió el frío ruso en la cara de un cazador que corría en su trineo, pero tuvo que esperar hasta 1997 para ver el rostro de aquellas gentes en Choria, al sur de Siberia. Ha viajado siempre sola y nunca ha sentido miedo. Para llegar a los pueblos más recónditos, donde las carreteras brillan por su ausencia, Arnau monta a caballo, navega en canoa, va en trineo o vuela en helicóptero.

Tanta aventura abre el apetito. Para empezar, ensaladilla rusa -cómo no- y un surtido ibérico regado con una coca-cola light. Entre bocado y sorbo, Arnau cita las cualidades que más admira de los indígenas: "Son hospitalarios, tolerantes y, sobre todo, muy solidarios". En la región rusa, donde el termómetro puede marcar los 45 grados bajo cero en invierno, la solidaridad es un mecanismo de supervivencia. "La adversidad del clima y la tierra te hace ver que necesitas al otro para mantenerte vivo". Mientras espera el segundo plato, la antropóloga describe cómo se preparan los raviolis pilimilis, típicos de Siberia, que pueden estar rellenos de carne de reno, cerdo, vaca o caballo, según la zona. Asegura haber probado "cosas increíbles" para el paladar, como el hígado de potro crudo. ¿No iba acompañado de alguna salsa? "Sí, pero de tomate no era, desde luego; sería de yogur", comenta con sorn. Cambia el gesto cuando aparece su segundo plato: perdiz a la toledana.

Arnau saborea cada hueso; disfruta del aquí y el ahora, rodeada de cabezas disecadas de jabalí y venado. Interactúa con el entorno. El animismo de los siberianos ha calado en su personalidad. "Si no tuviera familia, les dedicaría el resto de mi vida y mi patrimonio". Quiere volver en los próximos meses para conocer el noreste del país y llegar hasta el Estrecho de Bering. Tras el café, saca de su neceser unas pinturas y un espejo. "Aunque soy antropóloga, también me pinto los labios", bromea.

Arnau: "Si no tuviera familia dedicaría mi vida a los siberianos".
Arnau: "Si no tuviera familia dedicaría mi vida a los siberianos".S. BURGOS

La Sartenilla. Las Ventas con Peña de Aguilera

- Ensaladilla rusa: 5 euros.

- Surtido ibérico: 11. - Ensalada mixta: 4.

- Carne de venado a la pimienta verde: 11.

- Perdiz a la toledana: 15.

- Arroz con leche: 3.

- Dos refrescos: 3,2.

- Café: 1,1.

Total: 53,30 euros.

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